Se acerca el concurso de Village Green, en el que la aldea con las mejores zonas verdes se llevará el triunfo. Por ello, nos toca vestir de gala a nuestro pueblo para ser el más aclamado, consiguiendo el mayor número de galardones que nos den la victoria final. No obstante, quiénes sepan un poco de jardinería comprenderán que esta tarea no es tan sencilla (a nosotros no nos duran ni los cactus en casa) y el certamen exige unos firmes requisitos de armonía entre las diferentes zonas que nos traerán de cabeza.

Este juego de mesa Village Green, de la editorial Delirium Games, nos ofrece en su pequeña caja un gran desafío de gestión de mano y combos de puntuación a través de galardones. No solo competimos con el resto de poblaciones por llevarnos el honor de ser la ciudad más bonita en primavera, sino que la lucha es también con nuestra propia zona de juego. ¡Preparémonos para esta dura tarea de jardinería!

Portada de Village Green
Número de jugadores:1 – 5
Duración:30 minutos
Edad mínima:14 años
Género:gestión de mano
Complejidad:2,00 / 5
Editorial:Delirium Games
Diseño:Peer Sylvester
Ilustración:Joanna Rosa
Precio recomendado:12,71€

Preparación de partida

¡Se acerca el concurso de primavera! Todas las aldeas, se ponen manos a la obra con sus labores de jardinería. Sus únicos componentes son cartas, por lo que la preparación de la partida a Village Green es muy rápida. Esto también es gracias a lo bien diferenciados que están sus reversos, con llamativos colores: galardones-morado, jardines-verde, jugador inicial-azul y cartel del pueblo.

Cada jugador toma una carta de aldea, siendo la población que va a representar en esta competición botánica, colocándola en su zona de juego por la cara más llamativa, que muestra un galardón de 1 punto en su esquina superior derecha.

El juego de mesa está compuesto por otros 2 mazos de cartas: jardín y galardones. Estos se barajan boca abajo, por separado, y dependiendo del número de jugadores se devuelven a la caja (para ajustar la duración de la partida):

  • 4 jugadores: 5 cartas de jardín.
  • 3 jugadores: 10 cartas de jardín y 5 de galardón.
  • 2 jugadores: 15 cartas de jardín y 10 de galardón.

Posteriormente, se reparten 3 cartas de cada tipo a los jardineros. Mientras que las cartas de jardín se mantienen ocultas en nuestra mano, las de galardón se colocan boca arriba en la primera de fila, concretamente a la derecha de nuestra villa, formando nuestros primeros objetivos de puntuación. Y finalmente, se revelan de cada mazo otras 3 cartas, con las que se forma el mercado de robo común.

El jugador inicial es el más jardinero de todos los reunidos en la mesa, que haya regado una planta más recientemente.

5 pueblos se enfrentan por ganar la partida

¿Cómo se juega a Village Green?

La partida a Village Green se desarrolla en turnos de juego por cada jugador, en los que nuestra misión es ir formando nuestro jardín con las preciosas cartas de vegetación, las cuales nos ayudan a ganar puntos de victoria en función de las cartas de galardón que vayamos colocando. Por tanto, nosotros somos los encargados de gestionar y distribuir las zonas verdes de nuestra villa y el modo de puntuación.

En nuestro turno de juego a Village Green solo podemos realizar 1 acción, eligiendo entre las siguientes 2 opciones, que son sencillas pero que requieren meditación:

Robar y jugar una carta de jardín

Podemos escoger entre coger una carta de jardín de la zona de robo boca arriba o directamente del mazo, sin saber que hay disponible. Si la has seleccionado del mercado botánica, esta se debe reemplazar.

La carta por la que hemos optado se añade a nuestra mano, y ahora entre todas las que tenemos debemos bajar una a nuestra zona de juego. Si no colocamos ninguna, tendremos que descarta una carta de jardín al final del mazo correspondiente.

La colocación de estas cartas en nuestra zona de juego debe seguir una serie de normas. Nuestra zona verde se conforma de una cuadrícula 3×3, en la que tienen que coordinase de forma armónica las flores de la esquina superior izquierda de las cartas adyacentes de forma ortogonal. La conexión puede ser por tipo de flor (rosas, petunias o lirios) y/o por color (rojas, azules o amarillas), es decir, si ya hemos colocado una rosa roja las flores alrededor de ella, no en diagonal, deben ser rosas o rojas para poder situarse ahí. No se pueden sobreponer cartas de jardín, unas encimas de otras y pueden situarse dejándonos espacios libres, siempre y cuando no rompamos la cuadricula mencionada.

Nuestro parque botánico estará formado por árboles (existiendo robles, abedules o sauces), templetes (que nos permiten robar y jugar una carta de galardón inmediatamente), estanques (que nos otorgan 2 puntos extras por cada uno) y césped (sin flores en su esquina, por lo que pueden colocarse al lado de cualquier carta sin restricciones, e incluso podemos colocar una carta con flor encima si es posible, pero anulando a este). Estos son los tipos variados de cartas de jardín que nos encontraremos en Village Green.

Robemos carta y juguemos una sobre nuestra zona de juego para ampliar el jardín

Robar y jugar una carta de galardón

Al igual que en la opción anterior, podemos elegir entre robar de la zona común boca arriba o directamente del mazo cartas de galardón. Estas cartas nos indican la manera de conseguir puntos de victoria por los jardines de nuestra villa.

Su colocación en nuestra zona de juego deber ser en la fila superior, en la que ya partíamos con 3 cartas, o en la columna más a la izquierda en paralelo con nuestra carta de localidad. Por tanto, en consonancia con la cuadrícula que se puede conformar de 3×3 con las cartas de jardín, en nuestra región podemos situar hasta 6 cartas de galardón visibles (3 fila superior y 3 primera columna por la izquierda), creando finalmente una cuadrícula de 4×4 con nuestra villa. ¡Ojo! He especificado galardones observables pues sobre este tipo de cartas podremos sobreponer otras del mismo tipo, cambiando nuestra estrategia de puntuación.

No es necesario que se ubiquen justo al lado de otras ya colocadas, pero sí que se respete la cuadrícula a formar. Al final de la partida, estas cartas nos dan los puntos de victoria alcanzados al conectarlas con las carta de jardín de la misma columna o fila. Así que hay que mirar mucho dónde y con qué intención posicionarlas en nuestra villa.

Por otro lado, también podemos al inicio de nuestro turno decidir si queremos usar nuestra carta de villa, la cual se puede usar solamente 1 vez en la partida, permitiéndonos limpiar el mercado central de un tipo para sacar nuevas cartas o situar una carta de jardín sobre otra, siempre que sea posible. Esto nos abre posibilidades, pero también nos resta 1 punto de victoria.

Hagamos que nuestras cartas de jardín puntúen por los galardones

Fin de la partida

La partida a Village Green acaba cuando se cumple 1 de las siguientes condiciones:

  • Un jugador tiene 9 cartas de jardín visibles en su villa, es decir, ha cubierto todos los espacios de su cuadrícula.
  • El mazo de jardín se ha agotado.
  • El mazo de galardón se agota.

Cuando se activo el final de partida, el jugador activo termina su turno y hasta llegar al jugador inicial el resto de adversarios pueden realizar una ronda final, para que todos hayan jugado la misma cantidad de turnos.

Y tras ello, se realiza el recuento de puntos de victoria (P.V.) por cada jugador a través de sus cartas de galardón. Sin olvidarnos de puntuar nuestra carta de aldea si aún está activa y los 2 puntos adiciones de cada estanque en nuestra villa botánica.

El ganador de Village Green es quién haya obtenido más P.V., en caso de empate se lleva el triunfo el jugador con más cartas de jardín colocadas en su villa.

Múltiples cartas con elementos varios que puntuar

Reseña del juego de mesa Village Green

Como en todo buen jardín las plantas, árboles y elementos decorativos deben estar distribuidos con armonía, manteniendo el mismo estilo y con una composición acorde entre sí. Esto mismo ocurre en la competición de Village Green, la aldea que desee proclamarse vendedora del concurso botánico, tendrá que distribuir sus cartas de jardín cumpliendo unos requisitos de consonancia entre sus flores, coincidiendo en forma o color con su perpendicular.

¿Suena una tarea no muy complicada, no? Pues mucho cuidado, tras situar dos o tres cartas la colocación de nuevas cartas se va complicado cada vez más. Quizás la carta que viene perfecta en esa ubicación no nos interesa para las cartas de galardón de dicha fila o columna, y la que es ideal para puntuar de forma más potente no haya manera de cuadrarla. En definitiva, nuestro objetivo es emparejar cartas de jardín y combar con ellas diferentes de puntuar. NO es un asunto del todo fácil, tendremos que gestionar bien nuestras cartas y tomar decisiones acertadas sobre su colocación. Además, cuando bajemos una carta de jardín a nuestra zona de juego, esta no podrá modificarse a menos que sea un césped o usemos la acción de nuestra villa. ¡Cuidado al plantar, las raíces son firmes!

Esto nos hace ver las cartas de césped como unas aliadas para oxigenar nuestra zona verde, principalmente en las zonas céntricas. En estas, las combinaciones a realizar son complejas, teniendo que prestar atención a diversas condiciones, que en ocasiones hacen casi imposible situar una flor que converja con el resto. Aunque en un primer momento, no parezcan muy apetecibles o incluso inservibles, tengámoslo presentes ya que en algún momento de la partida podemos acordarnos mucho de ellos.

En este juego de mesa de gestión de cartas, nos centramos sobre todo en nuestras acciones, existiendo únicamente interacción con el robo del mercado central de cartas de jardín y galardones. No obstante, no podemos olvidarnos de los pasos dados por nuestros oponentes, pues el tomar una estrategia a más largo plazo o menos dependen de las posibilidades de cerrar la partida por los rivales, es decir, aunque nos lo montemos muy bien con objetivos de gran puntuación si nos cortan las alas antes de tiempo, quizás otro jugado consiga la victoria con la acumulación y cumplimiento de galardones con valores más bajos. ¡Un ojo a nuestro jardín y otro al del vecino!

Además, hay que contar con la fortuna en la aparición de cartas que se ajusten a nuestros objetivos en el mercado común, el azar puede sonreír a las flores de algunos jugadores, llevando a la desesperación de otros. Por lo que debemos estar abiertos a modificar nuestras opciones o estrategias, bien sobreponiendo cartas de galardón encima de otras o robando una gran variedad de cartas que nos puedan ser útiles en algún momento. Sin embargo, optar por colocar cartas de galardón encima de otras tiene su parte negativa, y es que gastamos turnos en los que no cubrimos ningún espacio nuevo de la cuadrícula, aumentando nuestras posibilidades de acabar la partida sin cerrar por completo nuestra región de juego.

Otro aspecto a resaltar es que la acción de la aldea bien aprovechada nos puede servir para contrarrestar algún error o falta de calculo que nos haga rascar jugosos puntos al situar una carta de jardín sobre otra (siempre y cuando esta nueva carta case con las flores de alrededor también), así como el azar presente en el mercado al poder reemplazar por completo uno de ellos. Eso sí, esto solamente podemos hacerlo una vez en toda la partida, girando la carta de villa y perdiendo el punto de galardón correspondiente. Por tanto, es una posibilidad que debemos meditar y usar en el mejor momento, para que nos salga lo más rentable posible.

Por otro lado, mencionar que tras interiorizar las múltiples posibilidades estratégicas que nos proporciona este pequeño juego de mesa, en las próximas partidas podremos tener nuestros objetivos más claros. Por ejemplo, a mi me ha ido bien en más de una ocasión, no complicarme la vida y apostar por plantar solamente dos colores de flores, siendo más fácil combar, influyendo menos el azar y permitiéndome cerrar la partida. Sus pasos sencillos nos pueden engañar, convirtiéndose el juego en un rompecabezas de emparejamientos y combos de puntuación con sentido, para puntuar de la forma más óptima. Sus partidas rápidas con más dosis estratégica de lo que aparenta, nos ha proporcionado partidas entretenidas y con muchas ganas de revancha.

Que coincida el color o forma de la flor para que las cartas casen

Pros

  • Retador: en su pequeño tamaño compacto, guarda un gran desafío de gestión y colocación de cartas para formar el más productivo jardín. Y es que aunque sus sencillas acciones se pillen al vuelo, no lo será tanto encajar las cartas cumpliendo las condiciones requeridas, necesita de buena estrategia.
  • Escalabilidad: se disfruta a cualquier número de jugadores, siendo las partidas muy competitivas. Es cierto que con menos jugadores, tendrás más controlado al rival, pero en el juego nos centramos principalmente en nuestro propio jardín para ganar el concurso de Village Green.
  • Estética: sus cartas de jardín encandilan, con unas preciosas ilustraciones de vegetación variadas y con tonos cálidos. Por tanto, nos deleitaremos al ver terminada nuestra zona de juego con su hermoso parte botánico. ¡Nos mudaríamos a una de estas villas!

Contras

  • Interacción: este filler de cartas puede considerarse casi un multisolitario, ya que la única interacción entre jugadores se produce en el mercado de robo común de cartas de jardín y de galardón. No podremos actuar en las creaciones de nuestros contrincantes de forma directa, pero sí quitándoles la carta que más le interesa, aunque teniendo siempre presente nuestro propio interés primero.
  • Azar: es necesaria una buena planificación de juego para alcanzar el éxito en Village Green, sin embargo si las suerte no está de nuestra parte quizás el camino planteado se haga cuesta arriba, favoreciendo a otros jugadores más. Tengamos la puertas de nuestro jardín abiertas a nuevas posibilidades, si el azar no nos favorece con la carta que necesitamos.

Mi veredicto

Para cerrar la reseña a Village Green, que nos nos engañe su apariencia de tranquilidad por sus apacibles cartas y formato pequeño, cuando empezamos a montar nuestra jardín descubrimos que las cartas no cuadran tan fácilmente y vemos que hay más estrategia camuflada, de lo que pensamos en un principio. Combinar las flores con armonía e intentar combar entre filas y columnas las cartas de galardón hacen que este juego de mesa se convierta en un desafío, proponiendo partidas competitivas y estratégicas. Formaremos un precioso paraje natural rompiéndonos el coco y si la suerte nos sonríe que nos haga llevarnos el trofeo. Village Green nos ha sorprendido positivamente, gracias a la sencillez de sus acciones pero complejidad en lograr la colocación de cartas más fructífera, por lo que se merece mi emblema de juego distinguido.

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