Por todos es bien sabido que los enanos son famosos por su habilidad innata por la artesanía y la herrería. El martillo de Thor o la lanza de Odín son solo algunos de los miles de instrumentos que han creado desde el principio de los tiempos. Una carta de presentación envidiable. ¿No es cierto?

Sin embargo, su aportación a este mundo fue mucho más allá. Y es que durante siglos Fafnir, un dragón de inmensas dimensiones, arrasó y saqueó Nidavellir sin ningún tipo de compasión. Esto llevó a magos y enanos a forjar una alianza para confinar a la malvada criatura, lo cual ha mantenido el reino en paz hasta nuestros días. Ahora, liberado de su encierro, el dragón se ha despertado con ganas de venganza y está dispuesto a calcinar todo lo que encuentre a su paso. ¡Cómo si hiciera poco calor!

Nidavellir es un juego de mesa de la editorial Maldito Games en el que los jugadores representaremos a Elvalands, miembros del consejo que por motivos evidentes hemos asumido el cargo de jefes de guerra. ¿Nuestra misión? Recorrer las tabernas del reino en busca de enanos, con más valentía que condecoraciones, y algún que otro héroe, que nos den el impulso necesario para derrotar al monstruo. Reunamos el mejor ejército y preparémonos para la gran batalla que se avecina.

Portada de Nidavellir
Número de jugadores:2 – 5
Duración:45 minutos
Edad mínima:10 años
Género:subastas
draft
set collection
Complejidad:2,14 / 5
Editorial:Maldito Games
Diseño:Serge Laget
Ilustración:Jean-Marie Minguez
Precio recomendado:29,71€

Preparación de partida

Comenzamos acondicionando la zona común:

  • Situamos en el centro de la mesa las 3 señales de taberna en vertical, horizontal o como queramos. Ahora bien, sigamos el orden indicado en la parte superior de estas señales y dejemos espacio entre las mismas. Esto nos permitirá colocar cartas en la preparación de cada ronda y poner un marcador de intercambio de gemas.
  • A continuación, ponemos los 4 soportes de cartas, de modo que todos los jugadores puedan ver las cartas que vamos a colocar en ellas. Repartimos las cartas de héroes en 3 de ellos y las de distinción en solo 1, de forma que siempre veamos la simbología que hay en la parte izquierda de cada carta.
  • Tras haber montado la estructura con forma de grada, ponemos las monedas reales en sus ranuras.
  • Barajamos las cartas de primera y segunda era por separado para crear sendos mazos.

PD: En función del número de jugadores, retiramos de la partida determinadas monedas del tesoro real y/o cartas de era.

Posteriormente, cada jugador recibe un tablerito de mapa del reino y un set de 5 monedas básicas. Tomamos las gemas básicas que correspondan según el número de jugadores y repartimos aleatoriamente una cada uno. Estos la colocan boca arriba en el espacio superior de su tablero.

Y con esto estamos listos para empezar a jugar a Nidavellir.

¿Cómo se juega a Nidavellir?

Una partida a Nidavellir se juega en 2 eras y cada una de ellas se compone de 3-4 rondas, hasta que se consume el mazo de cartas en cuestión. Cuando termina la primera era se procede a una etapa intermedia de evaluación de las tropas, para posteriormente jugar la segunda que concluirá con el recuento de puntos final para conocer el vencedor.

Cada ronda se juega en 2 fases:

Fase 1: preparación de la ronda

Tomamos el mazo de cartas de la era actual y revelamos para cada taberna tantas cartas como jugadores, salvo si jugamos en pareja que descubrimos una adicional.

Ahora simultáneamente, cada jugador coge sus 5 monedas y decide cuánto está dispuesto a pujar por cada taberna. Coloca una moneda boca abajo en cada espacio de taberna de su tablero personal, disponiendo las 2 sobrantes del mismo modo en los espacios de bolsa.

Fase 2: resolución de pujas

Resolvemos las tabernas por separado, siguiendo el orden que hemos visto en el setup inicial. Los pasos a seguir en cada una son:

  1. Todos los jugadores voltean la moneda que han apostado.
  2. Empezando por el jugador con la moneda de mayor valor, y continuando en orden descendente hasta el que menos, cada uno toma una carta de dicha taberna (en caso de empate este se decide a favor del jugador que posea la gema de mayor valor).
    • Si coge una carta de enano, la añade a la zona derecha de su tablero en lo que será el ejército. Si es la primera de una clase (color), la coloca en una nueva columna, pero si es de una clase que ya tiene las va apilando, de forma que solo se vea el rango/marcador de la parte superior izquierda de cada carta.
    • Si es una carta de ofrenda real, tiene que transformar una de sus monedas tal y como veremos más adelante.
  3. Cuando todos se hayan llevado una carta de la taberna, se elimina la que sobre a 2 jugadores y, en el caso de que al menos 2 jugados hayan jugado la misma moneda, se procede a un intercambio de gemas que dependerá del número de jugadores empatados. En el caso más completo con 5 implicados, la gema 1 se intercambia con la 5, la 2 con la 4 y la 3 se queda donde está.

Y con esto ya estamos preparados para jugar la segunda taberna, posteriormente la tercera y así repetimos el proceso hasta que se acabe el mazo, momento en el que hacemos la etapa intermedia de evaluación comentada.

Pero antes de ello, veamos los pormenores que podemos encontrarnos en una ronda de Nidavellir:

  • Reclutar un héroe: cuando un jugador toma una carta de enano que le permite tener un rango de cada clase, es decir un conjunto formado por 5 cartas de distintos colores, en ese preciso momento se detiene la ronda para que este pueda elegir una carta de héroe de uno de los soportes (o 2 si ha formado 2 filas diferentes). Si elige un héroe de clase, lo añade a su ejército, lo que puede provocar el reclutamiento de un nuevo héroe. Si por el contrario se decanta por un héroe neutro (color negro) lo pone en la zona derecha de su tablero en lo que será el área de órdenes. Los héroes nos otorgan ventajas y efectos variables que no vamos a detallar en este artículo, pero en resumen se traducen en notables mejoras para potenciar nuestra zona de juego personal.
  • Intercambiar monedas: si un jugador juega la moneda de valor 0, revela las 2 monedas de su bolsa, suma sus valores y coge de la grada la moneda real de dicho valor, la cual la intercambia por la moneda de la bolsa más alta (si esa moneda no está, coge la inmediatamente superior). Si la moneda que nos quitamos es una básica, la retiramos de la partida, pero si es real la devolvemos a la grada.
  • Transformar una moneda: algunas cartas, como las ofrendas reales, nos dan la posibilidad de incrementar el valor de una de nuestras monedas. Escogemos la que queramos de las 5 y procedemos como hemos comentado en el intercambio.

Evaluación de las tropas

En Nidavellir cuando se acaba la primera era, comprobamos quién tiene más rangos de cada clase. El jugador que tenga más en solitario se lleva la carta de distinción de ese color:

  • Guerreros (rojo): transformamos una moneda con un plus de +5.
  • Cazadores (verde): cambiamos nuestra moneda de valor 0 que nos permite realizar intercambios por una de valor 3.
  • Mineros (amarillo): obtenemos una gema de valor 6 para lo que resta de partida (no nos la pueden arrebatar).
  • Herreros (violeta): nos llevamos un héroe/enano con 2 rangos.
  • Exploradores (azul): cogemos 3 cartas de la segunda era y nos quedamos con 1.

Tras esto, jugamos la segunda era con normalidad, teniendo en cuenta las distinciones repartidas y todo lo ya comentado.

Fin de la partida

Al término de la última ronda, cuando se agote el mazo de segunda era, pasamos al recuento de puntos de victoria (PV), donde cada jugador tiene en cuenta:

  • Que cada clase tiene un sistema de puntuación diferente:
    • Los exploradores nos dan los PV de cada carta.
    • Los guerreros igual que los exploradores, y además el jugador que tenga más PV de esta clase se suma también los PV de su moneda de mayor importe.
    • Los cazadores nos dan tantos PV como la cantidad de rangos que tengamos al cuadrado.
    • Los mineros nos dan tantos PV como la suma del valor de sus cartas multiplicado por la cantidad de rangos.
    • Los herreros siguen una secuencia matemática de +3, +4, +5, etc. por cada rango.
  • El valor de los héroes neutrales.
  • El valor total de sus monedas.

El jugador con más PV se lleva la partida en Nidavellir.

Reseña del juego de mesa Nidavellir

Que Nidavellir está en la cuerda floja es un hecho. El dragón Fafnir anda suelto, sembrando el caos por el reino y nos ha tocado a nosotros salvar la papeleta. ¡Qué novedad! No obstante, el escenario es preocupante y alarmante como para que apenas nos quede tiempo para que los magos acudan en nuestra ayuda, como ya hicieron en antaño.

¿Qué opciones nos quedan? Ir puerta por puerta recorriendo las tabernas más frecuentadas de Nidavellir para engrosar nuestro ejército. Nuestras paradas, Trasgo Risueño, Dragón Danzarín y Caballo Rampante, locales donde los enanos guerreros, cazadores, mineros, herreros y exploradores suelen tomarse un par de rondas día sí y día también. Sí, estamos seguros de que muchos de ellos se apuntarían con los ojos cerrados por honor, defender a su pueblo y cosas por el estilo, pero seguro que con monedas del tesoro real por delante se animan antes. ¿Reclutaremos la crème de la crème o nos tocará conformarnos con las sobras?

Nidavellir es un juego que por peso del manual cualquiera diría que nos vamos a echar unas partidas a un set collection de peso medio (nunca mejor dicho). Sin embargo, en una primera lectura del reglamento vemos que, tras los adornos temáticos, las ilustraciones y ejemplos aclaratorios, hay un juego de mesa bastante ligero.

Nuestra misión la tenemos clara desde el principio, formar un set collection a partir de cartas que creen sinergias entre sí para potenciar nuestra puntuación final. ¿Y cómo lo haremos? Acudiendo a las 3 secciones de la zona común, llamémoslas tabernas, donde se irán desplegando mayoritariamente cartas de enano por las que tenemos que pelearnos. Estas pertenecen a distintas clases/colores que tienen la peculiaridad de que recurren a diferentes sistemas de puntuación, y que por regla general los puntos se incrementan exponencialmente a medida que acumulamos cartas del mismo tipo.

Esto, unido a la etapa intermedia de evaluación, que viene siendo una disputa por mayorías para conseguir ventajas a aplicar en la segunda mitad de la partida, y que las rondas de juego son más cortas de lo que nos gustaría, comprobamos como el juego nos invita a centrarnos en obtener muchas cartas de pocas clases para maximizar nuestra puntuación.

Ahora, además de potenciar alguna clase de enanos, no olvidemos enlazar al menos un par de cadenas de rangos de los 5 colores para llevarnos las suculentas cartas de héroe. Hay héroes de clase, los cuales priorizaremos si tenemos una estrategia orientada a potenciar un tipo en específico, pero también los hay neutrales con efectos variables y algunos muy tentadores que nos pueden dar un empujón durante la partida como puede ser aumentar el valor de una moneda o espiar las monedas que pujan los demás.

¿Y qué es eso de las monedas? Para mí el elemento que hace que este juego haya captado mi atención, pues con ellas pujaremos por la adquisición de las cartas de era mencionadas. En cada taberna haremos un draft por el que los jugadores se turnarán para llevarse una de las cartas dispuestas. Para ello, realizaremos una puja por taberna utilizando las monedas que tenemos en nuestro poder. Quien apuesta más alto empieza cogiendo, y al término de la tercera taberna recuperamos nuestra moneda. Pero la gracia está en la mecánica de mejora de nuestras monedas que implementa Nidavellir, donde por diversas vías, y en especial la moneda de valor 0, iremos mejorando el valor de nuestras monedas.

Así, a pesar de que todos comencemos con las mismas 5, a medida que progrese la partida tendremos que tratar mejorarlas para anticiparnos, ya que de este modo ganaremos enteros para llevarnos las cartas que queremos en cada momento, y no obviemos que además nos reportarán PV al final de la partida. Como podréis imaginaros, la tensión está servida ronda tras ronda, siendo una auténtica carrera por mejorar las monedas a la par que intentamos no desatender nuestro deber para conseguir aquellos enanos que nos harán despuntar en la partida.

Pros

  • Mejorar monedas: sin duda alguna lo que más me ha gustado del juego es esa necesidad de estar continuamente evolucionando nuestras monedas para procurar ir un paso por delante de cara a conseguir cartas concretas. Sin embargo no es tan sencillo, pues si queremos sacarle provecho tocará «sacrificar» monedas altas para que el intercambio merezca la pena.
  • Sistemas de puntuación: podemos tomar diferentes vías hacia la victoria, todas igual de válidas si las exprimimos bien. Podemos poner el foco en una de las 5 clases, buscar el equilibrio para combar más héroes, jugárnosla a la consecución de los 5 hermanos Dwerg, etc.
  • Dinamismo: el juego fluye estupendamente bien, ofreciendo partidas tensas en las que estaremos tan entretenidos en potenciar nuestra zona de juego que cuando queramos acordar se nos habrá acaba la partida.

Contras

  • Despliegue en mesa: el juego requiere de mucho sitio en mesa para que podamos poner la grada con las monedas del tesoro real y los soportes de forma que todos puedan ver todas las cartas. Y también hagamos hueco para poner las tabernas con sus cartas y que cada jugador cuente con espacio para montar su set.
  • 2 no es su número: ¿se puede jugar en pareja? Sí. Pero es cierto que el punto de emoción que le mete las subastas pierde fuerza a 2 jugadores, ya que el segundo en robar siempre contará con un par de opciones entre las que elegir y la lucha por las distinciones y ciertos héroes no está tan reñida.
  • Temática: el tema está cogido con pinzas, viendo colores en lugar de clases al igual que en It’s a Wonderful World cubos en vez de yo que se qué.

Mi veredicto

Y con esto vamos cerrando la reseña de Nidavellir, un juego de mesa familiar con su set collection, draft y subastas, pero que me ha sorprendido gracias a su interesante sistema de pujas. Este nos meterá en una carrera en la que tendremos que sopesar cuando nos interesa apostar fuerte por una carta y cuando reservarnos las monedas más valiosas para mejorarlas y así tener mayor control en rondas posteriores. Un juego entretenido que se juega a buen ritmo y que nos ofrece distintas alternativas hacia la victoria. Es por ello que, teniendo en cuenta lo comentado anteriormente, le otorgo mi emblema de juego de mesa recomendado.

Juego recomendable para una ludoteca estándar
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