Las galerías de arte más importantes de la ciudad abren sus puertas para la gran subasta. Este es, sin lugar a dudas, uno de los eventos más fructíferos del año, ya que pondrán a la venta sus pinturas más preciadas. Desde artistas renacentistas como da Vinci y Botticelli hasta los modernistas Manet y van Gogh, son muchas las obras que pasarán por el atril de la subasta.

Es hora de sacar nuestro lado más astuto, vendiendo nuestros cuadros a precio de oro, a la par que intentamos hacernos con los del resto de galerías a un precio ajustado. Anticipémonos a nuestros oponentes para quedarnos con las obras de los artistas más valiosos, pues solo así lograremos convertir a nuestra galería en el centro neurálgico del arte.

Así se nos presenta este Modern Art, un clásico del diseñador Reiner Knizia que nos trae en su edición especial la editorial Arrakis Games. Un juego de pujas en el que especularemos con los cuadros y los tipos de subastas para llegar a ser la galería más famosa (y con mayor capital) de la ciudad.

Portada de Modern Art
Número de jugadores:3 – 5
Duración:45 minutos
Edad mínima:10 años
Género:subasta
especulación de mercancías
gestión de mano
Complejidad:2,30 / 5
Editorial:Arrakis Games
Diseño:Reiner Knizia
Precio recomendado:55,21€

Preparación de partida

Comenzamos escogiendo el estilo artístico, renacentista o moderno, y barajamos el mazo de cartas correspondiente, entregando a cada jugador una mano inicial de 10, 9 u 8 cartas en partidas de 3, 4 o 5 jugadores respectivamente. Además, cada jugador recibe una pantalla de museo y monedas por un valor de 100, que mantienen ocultas tras sus pantallas durante toda la partida.

Colocamos en el centro de la mesa el tablero por el lado adecuado, dejando a un lado los marcadores de valor de mercado y las monedas sobrantes.

Por último, hacemos entrega al jugador inicial de la maza, el pedestal y el atril. ¿Rápido verdad? Pues empecemos la partida a Modern Art (o Renaissance Art).

Modern Art, buscando el mejor precio en cada subasta

¿Cómo se juega a Modern Art?

La partida se juega a lo largo de 4 rondas. En cada una de ellas, por turnos, el jugador activo recibe la maza y el pedestal para convertirse en el subastador. Ahora elige una de las cartas de su mano y la coloca en el atril para ponerla en venta, de modo que todos los jugadores puedan verla con claridad.

Cada obra, además de pertenecer a uno de los 5 pintores del estilo artístico que hayamos escogido, cuenta en su esquina superior izquierda con un icono que indica el tipo de subasta que se aplica a esta, pudiendo encontrarnos con hasta 5 tipos.

Estas tienen sus propias reglas, pero veamos antes los puntos que tienen en común:

  • No podemos poner en juego más dinero del que tenemos.
  • No estamos obligados a pujar si no queremos.
  • El subastador puede participar y ganar la subasta.
  • El ganador paga al subastador, pero si este gana paga al banco.
  • Si nadie puja, el subastador se lleva la carta gratis (salvo en la subasta fija).
  • Las cartas ganadas se colocan delante de nuestra pantalla para que todos puedan ver lo que hemos conseguido esta ronda.
  • Y lo más importante, cada vez que se cierre una venta, el subastador golpea con la maza certificándola. ¡Qué para eso está!
El subastador abre la puja por su cuadro

Subasta abierta

La subasta es pública y no hay orden de juego, así que los jugadores tienen total libertad para decidir cuanto y cuando pujar, no teniendo que esperar para superar la cifra que ofrece otro jugador. Esta finaliza cuando nadie esté dispuesto a pagar más, ganando quien pague más.

Subasta cerrada

Colocamos en nuestra mano la cifra que queramos y extendemos el puño ocultando nuestra apuesta. Cuando todos estemos listos, abrimos las manos y comparamos, quien tenga más monedas se lleva la carta. En caso de empate, lo hace el jugador más cercano al subastador en sentido horario.

Subasta a una vuelta

Empezando por el jugador sentado a la izquierda del subastador, cada jugador tendrá una sola oportunidad para pujar por la carta, siempre superando la cifra del último jugador y teniendo la última palabra el propio subastador. La puja más alta gana.

Subasta fija

El proceso es exactamente igual que la subasta a una vuelta, con la diferencia de que el subastador determina un precio único y el primero en pagarla se la lleva. Si nadie lo hace, el subastador se ve obligado a pagar a la banca y quedársela.

Subasta doble

Si jugamos una obra con este tipo de subasta, ponemos en juego junto a ella otra pintura del mismo artista. Si el subastador no quiere o puede jugar esta segunda carta, el siguiente jugador tiene la posibilidad de poner una suya, convirtiéndose así en el nuevo subastador a todos los efectos. Se aplica el tipo de puja de la segunda carta y el ganador se lleva ambas.

4 formas diferentes de subastar más una doble

Fin de la ronda

Las subastas se irán sucediendo hasta que salga a mesa la quinta carta del mismo artista, provocando el final de la ronda sin que llegue a jugarse esta subasta.

Comprobamos cuantas cartas se han jugado de cada artista durante esta ronda, incluida esta última. El artista con más obras recibe el marcador de valor de mercado dorado, el segundo el plateado y el tercero el cobrizo, colocando dichos marcados en la columna del artista en cuestión y en la fila de la ronda actual.

Cualquier empate se resuelve a favor del artista situado más a la izquierda del tablero, ya que cuanto más a la izquierda menos cartas hay en juego de este.

Finalmente, recibimos dinero por las obras que hemos comprado esta ronda.

  • Si tenemos pinturas de un artista que no se ha llevado ningún marcador esta ronda, no ganamos nada.
  • Si la pintura del artista se ha llevado un marcador, acumulamos los beneficios anteriores. Obtenemos la cantidad de monedas equivalente a la suma de todos los marcadores que hubiera ganado este artista con anterioridad.

Descartamos las cartas jugadas, y recibimos nuevas según la próxima ronda, las cuales añadimos a las que no hubiéramos jugado.

Fin de la partida

Al término de la cuarta ronda, el jugador con más dinero gana, proclamándose el dueño de la galería más prestigiosa de este Modern Art.

Comprobemos qué artista ha sido el más aclamado

Reseña del juego de mesa Modern Art

Las obras de arte se revalorizan con el paso del tiempo, ¿o tal vez no? Buena muestra de ello es este Modern Art, un juego de subastas puro y duro en el que asumiremos el papel de galeristas, dispuestos a comprar y quedarse con las obras de los artistas más populares del momento. Eso sí, siempre buscando maximizar el beneficio para que las arcas de la galería no se resientan de cara a años venideros.

Modern Art se ha consolidado como uno de los grandes clásicos de Reiner Knizia, siendo un referente en cuanto a juego de subastas por su aparente simpleza, por aunar en un único título hasta 5 tipos de subastas diferentes y por su propuesta temática que le viene como anillo al dedo.

Este es uno de esos juegos fáciles de pillar que podemos explicar en un santiamén mientras preparamos el setup inicial, gracias en parte a lo intuitivas que son las mecánicas de los tipos de subastas, las cuales se asimilan prácticamente solas con su nombre. Esto, unido a su puesta en mesa y que somos partícipes en todo momento de lo que pasa en la partida, propicia que la barrera de entrada sea nula y que cualquiera pueda disfrutar de una primera partida. Sin embargo, Modern Art tiene su complejidad a la hora de gestionar nuestra mano y especular el valor de las obras. Pero tranquilos, que con un par de rondas veremos cómo funciona el sistema de puntuación y empezaremos a calcular cuál es el precio óptimo a ofrecer por cada pintura según la fase de la partida en la que estemos.

Estimar el posible valor de las obras de un artista no es una tarea sencilla, ya que este dependerá del número de cartas de cada pintor que hayamos sacado a mesa durante la ronda en curso. Esto hace que, sobre todo al inicio de cada turno, sea complicado predecir cuales serán los artistas más valiosos y por los que merece la pena apostar. Aquí es donde entra en juego la gestión de mano, un factor determinante en función de las obras de cada artista que tengamos disponibles. En las primeras rondas no se nos puede ir la cabeza comprando y vendiendo, pues no sabemos por qué derroteros irá la ronda y podemos salir mal parados sin información de terceros. Es por ello que si tenemos en cuenta nuestra mano, junto con las primeras cartas que salgan a mesa y el interés que muestren los demás, nos será mucho más fácil deducir qué artistas aumentarán su valor y calcular cuánto estaremos dispuestos a pagar por sus obras. Analicemos la situación y no recurramos con frecuencia a los pálpitos, que no será la primerar vez que alguien termina una ronda con lo comido por lo servido.

2 épocas en esta edición deluxe

No pongamos todos los huevos en la misma cesta pero tampoco nos vayamos por las ramas con obras de 3 o 4 artistas. Mejor centrar la inversión en 2 (y más si nos han salido sus obras económicas) e intentemos forzar que se imponga el artista con alguna subasta doble o arrastrando a un compañero con nosotros. Buscar un aliado en mesa vendiéndole un cuadro para que nos eche un cable a cerrar la ronda nos vendrá muy bien. Mejor compartir el éxito que acabar regalando nuestras obras ¿no creéis?

Ocultemos nuestra jugada para dar salida a obras que intuimos que no van a valer nada (aunque a priori no lo parezcan) es una idea genial para vender caro y así aumentar el margen de beneficio con respecto a nuestros rivales directos, aunque montárselo bien tiene sus riesgos. Ir por libre arriesgando desde el principio perfilará la ronda a nuestro favor.

Si a todo esto le añadimos que el valor de los cuadros irá in crescendo (o no) ronda tras ronda, vemos como tenemos que tener en cuenta muchos aspectos para jugar muy bien a Modern Art. No es fácil tener la iniciativa para guiar la partida hacia donde nos interesa y esa capacidad de persuasión para engañar a los demás. Esa tensión en cada ronda que va en aumenta y la incertidumbre que genera el no saber cómo puede acabar esta ni cómo van de fondos los otros jugadores, hacen que este juego sea muy entretenido y divertido.

En cuanto a la edición, estupenda producción a la altura de esta edición deluxe. El arte mejorado con respecto al juego original, la maza de madera que da gusto golpear sobre el pedestal con cada venta y monedas de metal relucientes y que apetecen coger cuando haces una buena venta.

Por otro lado, el juego escala bien, 4 y 5 sin duda sus mejores números, pero por favor no metáis las variantes con jugador fantasma. Introducen un nivel de azar innecesario y pierde todo el componente estratégico del juego. No es un juego para sacar en pareja, y a 3 se juega bien sin necesidad de variante.

Componentes premium para una edición de lujo

Pros

  • Tipos de subastas: cada uno cuenta con sus propias mecánicas, conviviendo en perfecta armonía en el juego. Hay que saber también gestionarlas, y a pesar de que tengamos debilidad por alguna de ellas, cuesta saber en qué momento de la partida daremos la campanada con una de ellas.
  • Sistema de puntuación: el acumulativo de rondas anteriores hace más apetecibles ciertas obras pero no nos asegura que acabemos puntuando por ellas, provocando que la tensión en la partida se intensifique a medida que se aproxima la última ronda, donde escucharemos (o diremos) auténticas barbaridades por comprar un cuadro que aún no valen nada.
  • Simple y profundo: fácil de jugar y difícil de dominar, haciendo que cada partida sea un tira y afloja constante por ajustar los precios y llevarnos el gato al agua para que el artista que nos conviene dé el golpe en la mesa.

Contras

  • A merced: si por un casual no hemos empezado con buen pie por alguna decisión errónea, podemos quedarnos descolgados en cash y será trabajoso que remontemos la partida.
  • Mazos simétricos: viene bien que haya un par de mazos para rotar entre ellos según nos apetezca, aunque esto es más por gustos que por jugabilidad. Hubiera venido bien que le metieran algún cambio para darle mayor variabilidad.

Mi veredicto

Y con esto vamos cerrando la reseña de Modern Art. Un clasicazo de subastas que perdura en el tiempo como el buen vino. Sin duda, uno de los juegos de subastas por excelencia que no puede faltar en ninguna ludoteca, en gran medida por la variedad de tipos de subastas que implementa y que te sumergen en partida. Fácil de jugar aunque lo suficientemente estratégico para que lo disfrute cualquier tipo de jugón. Un título bien producido, entretenido y que asegura buenos ratos de diversión como galeristas de arte. Por ello, le doy mi emblema de juego distinguido.

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