Durante siglos, los diez clanes que habitaban Rapa Nui vivían en paz y armonía gracias al reparto equitativo del territorio y la abundancia de recursos naturales. Algo que sin duda no hubiera sido posible sin el Ariki, la más alta autoridad en la isla, padre de los líderes de los clanes y por consiguiente, el nexo que permitía una convivencia tranquila y próspera a pesar de las ansias de las tribus por expandir su territorio.

Con el paso del tiempo, la población crecía a la par que los recursos iban disminuyendo a pasos agigantados, lo que desembocó en una serie de disputas entre clanes que les llevaría a expandirse por la isla. Sin embargo, solo aquel que realice los 5 ritos ceremoniales y convoque al dios Make Make, creador del mundo, logrará que este se manifieste para nombrar a su líder como el nuevo Ariki de Rapa Nui.

Así se nos presenta Make Make, un juego de mesa abstracto y estratégico de la editorial Circoctel en el cual tendremos que hacernos con el control de las distintas ubicaciones de la isla, colocando nuestros Tangata Manu y apoyándonos en los Moai que vayamos construyendo, para traer de nuevo la prosperidad al pueblo rapanui.

Portada de Make Make
Número de jugadores:3 – 4
Duración:30 minutos
Edad mínima:10 años
Género:control de área
Complejidad:1,85 / 5
Editorial:Circoctel
Diseño:Pablo A. Carlier
Patricio Herrera
Joselyne Millán
Ilustración:Giafranco Giordano
Precio recomendado:32,26€

Preparación de partida

Desplegamos el tablero de juego en el centro de la mesa y colocamos el amuleto de Make Make en la casilla central del mismo, dejando a un lado las figuras de Moai a modo de reserva.

Posteriormente, cada jugador elige un color y recibe un set completo de elementos formado por 1 líder, 5 Tangata Manu y 11 fichas de dominio.

Por último, escogemos al jugador inicial y comenzamos la partida a Make Make.

Make Make, el juego de control de áreas

¿Cómo se juega a Make Make?

Empezando por el jugador inicial y en sentido horario, los jugadores irán distribuyendo sus fichas (las de dominio valen 1 y la de líder vale 3) por el tablero. A medida que avanza la partida, se enfrentarán por dominar territorios clave para colocar sus Tangata Manu en los rincones ceremoniales (puntos naranja que conectan 3 territorios), mientras construyen de forma estratégica los Moai por la isla y luchan por el amuleto. El turno de cada jugador se divide en 2 fases:

Fase de dominio

En nuestro turno elegimos una de las siguientes acciones:

  • Controlar un territorio: para ello, colocamos en cualquier casilla vacía tantas fichas de nuestro color como queramos, mínimo 1 ficha de dominio.
  • Arrebatar un territorio enemigo: para quitárselo a otro jugador, tenemos que superar el total de fichas que tenga. Devolvemos a su dueño las fichas que hemos retirado y pasamos a tener el dominio del territorio. Si al realizar esta acción un jugador ya no controla los territorios que rodean a su Tangata Manu, este se ve obligado a retirarlo también del tablero.
  • Retirar fichas de un territorio: cuando tengamos más fichas desplegadas de las que nos gustaría, tenemos la posibilidad de recuperarlas sin tener que esperar a que otro jugador nos eche de una casilla. En este caso, seleccionamos un único territorio objetivo y recuperamos tantas fichas como queramos, dejando al menos una.

¡Ojo! En cualquiera de los 3 casos, no podemos dejar solo en ningún momento al líder, el cual ha de estar siempre acompañado siquiera de una ficha de dominio.

Si tenemos el control de por lo menos 3 de las 6 celdas que rodean el hexágono central (denominadas territorios sagrados) y somos el jugador que más territorios sagrados domina, habremos conseguido la Supremacía Espiritual. Nos llevamos el amuleto Make Make y, a pesar de que dejemos de cumplir los requisitos anteriormente mencionados, solo perderemos este amuleto en detrimento de otro jugador cuando alguien vuelva a cumplir los requisitos comentados.

Solo un jugador logrará invocar a Make Make con el amuleto

Fase de ceremonia

En esta fase pasamos a realizar, por orden, las siguientes acciones:

  • Construir Moai: en el momento en el que dominemos un territorio y todos los adyacentes a este, nuestro líder se encuentre en una de estas casillas y además tengamos un mínimo de un Tangata Manu en los rincones ceremoniales contiguos, estamos obligados a construir un Moai en el territorio rodeado. Recuperamos las fichas que tuviéramos en ella y pasan de nuevo a estar disponibles. Cuando ponemos un Moai, este se mantiene hasta el final de la partida y pertenece a todos los jugadores, dato importante a tener en cuenta a la hora de distribuir los Tangata Manu. PD: si un jugador logra rodear por completo un Tangata Manu con los Moai, este queda protegido durante el resto de la partida.
  • Colocar los Tangata Manu: al controlar los 3 territorios que rodean un rincón ceremonial, ponemos en el mismo uno de nuestros Tangata Manu. Como ya hemos mencionado, si un jugador pierde el dominio de uno de estos territorios, automáticamente quita del tablero su Tangata Manu.

PD: si es posible, debemos colocar todos los Moai y Tangata Manu posibles.

Fin de la partida

Los turnos se suceden hasta que un jugador tiene sus 5 Tangata Manu sobre el tablero y además posee el amuleto de Make Make, proclamándose así como nuevo Ariki de la isla de Rapa Nui.

Construyendo Moai y colocando Tangata Manu

Reseña del juego de mesa Make Make

En el día de hoy hablamos de Make Make, un juego abstracto con alto componente táctico en el que competiremos con el resto de jugadores por hacernos con el control de la isla. Nos encontramos ante un juego de control de áreas en el que la dificultad, a la hora de atacar un territorio enemigo o defender uno nuestro, depende en gran medida del número de fichas que haya en la ubicación objetivo, lo que nos lleva a sopesar en cada jugada no solo dónde actuar, sino también con qué fuerza hacerlo.

Para ello, contamos con 11 fichas de valor 1 y otra especial (el líder) de valor 3 que iremos situando estratégicamente por el tablero, empleándolas para ocupar localizaciones libres o para echar a otros jugadores de las suyas. Al principio, el tablero es amplio y tenemos total libertad a la hora de jugarlas. Esta fase inicial de la partida es bastante distendida al haber pocos enfrentamientos entre jugadores, pues tenemos espacio de sobra para ir colocando las fichas de las que disponemos. Sin embargo, el inicio de partida es clave ya que nuestras acciones determinan la zona de juego en la que nos desenvolveremos y sobre todo con quién nos codearemos durante el juego.

Y es que, aunque podemos colocar fichas donde nos plazca, si queremos sacarles el máximo partido, nos veremos «obligados» a ponernos en territorios adyacentes a los nuestros. Esto implica un reparto del tablero donde nos enfrentaremos constantemente con quienes se encuentren cerca de nuestra zona de juego y rara vez vayamos a los territorios situados en el lado opuesto del tablero. Así, en partidas a 3 jugadores rivalizaremos con ambos adversarios, mientras que si jugamos Make Make a 4, atacaremos y nos defenderemos de 2 jugadores y nos conformaremos con cruzar miradas con el tercero.

Detalle fichas y Tangata Manu de 2 jugadores

A pesar del inicio tranquilo, en apenas 4-5 rondas los huecos comienzan a escasear y no nos queda otra que comenzar a robar territorios a otros jugadores. Parece sencillo, pero pronto las fichas escasean y, salvo que construyamos un Moai o nos arrebaten un territorio (recuperando así fichas gratuitamente), nos veremos forzados a disminuir nuestra fuerza en una de nuestras casillas. ¿Dónde? Todo dependerá del desarrollo de la partida y cómo se muevan nuestros adversarios, aunque os recomiendo que de hacerlo no sea en la zona central, ya que conseguir el amuleto Make Make no es para nada fácil.

Esta disputa por el control de territorios es el pan de cada día en lo que queda de partida. La interacción es tan elevada que se masca la tensión. En cambio, estos tira y afloja pueden eternizarse hasta el fin de los días porque, en el momento en el que un jugador se acerque a la victoria, los demás se lanzarán con uñas y dientes a por él. Y aquí es donde entran en juego los Moai, figuras inamovibles que cobran protagonismo con el paso de los minutos. Cada vez habrá más sobre el tablero, lo que estrecha el cerco y acaba precipitando el final de partida. Pero mucho ojo si nos animamos a construir uno de ellos, el territorio pasa a ser propiedad de todos los jugadores y lo hace más asequible para que lo perdamos (o afiancemos según se mire).

Detalle del impacto en el juego de los Moai

Pros

  • Sencillez: Make Make es muy fácil de entender y fluye a buen ritmo durante toda la partida sin apenas AP, por lo que podemos sacarlo con todo tipo de jugadores. Para los menos experimentados, tal vez sea algo más complicado recordar los requisitos para poner los Moai pero, como es obligatorio hacerlo podemos recordárselo durante la primera partida, pues seguro que nos pedirán la revancha.
  • Escalabilidad: el juego funciona genial a 3 y 4 jugadores y se agradece que no hayan ampliado el rango de 2 a 5 inventándose alguna modalidad o implementando algunos ajustes para que se venda mejor.
  • Estética: el diseño y la producción del juego es espectacular, desde la caja hasta el tablero pasando por el manual y las figuras, lo que asegura una puesta en mesa del más alto nivel que invita a jugar.

Contras

  • Jugador azul: los elementos de este jugador se camuflan en el tablero, pasando más desapercibidos que los del resto de jugadores.
  • Movimiento obligado: cuando un jugador se queda a un movimiento de ganar, nos queda una ronda completa para poder frenarlo. Por regla general solemos ir a lo nuestro y a nadie le gusta tener que forzar una acción que no teníamos prevista mientras los demás se van de rositas. Esto nos lleva a ceder ese «privilegio» a quien le toca justo antes que al jugador que va a ganar, lo que ha generado en alguna ocasión un poco de crispación.

Mi veredicto

Y esto ha sido Make Make, un abstracto de control de áreas con altas dosis de interacción, donde los rifirrafes y las disputas por los territorios de Rapa Nui están a la orden del día. Un título que se juega a muy buen ritmo y que nos mantendrá en tensión durante la segunda mitad de la partida por ver qué jugador es capaz de distribuir todos sus Tangata Manu y llevarse el amuleto que le corone como nuevo Ariki. Porque es bonito como él solo, por los buenos ratos que hemos echado jugándolo y por todo lo que he comentado, le doy mi emblema de juego recomendado.

Juego recomendable para una ludoteca estándar
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