Busquemos la paz interior en nuestro jardín zen japonés, un espacio lleno de belleza y armonía que nos transmite serenidad. O eso dice la teoría, puesto que en el juego de mesa Hiroba no habrá tanta calma, al enfrentarnos al resto de oponentes por el control de los espacios cuadriculados de estos jardines. ¿Conseguimos el equilibrio entre arena, piedras, estanques y guijarros? Si no logramos conectar con nuestro mundo espiritual, al menos logremos llevarnos el pez al agua con una victoria terrenal.

Hiroba es un juego abstracto, de la editorial francesa FunnyFox, que llega al castellano de la mano de Maldito Games. En él nos marcaremos como objetivo conseguir el control de las diferentes áreas de estos jardines cuadriculados, con el uso estratégico de nuestros guijarros de doble cara. Pero, ¡ojo! que este juego bebe del clásico Sudoku, con un par de giritos que harán que no sea tan fácil combatir la posesión de zonas con los contrincantes.

Número de jugadores:2 – 4
Duración:15 – 25 minutos
Edad mínima:10 años
Editorial:Maldito Games
Funnyfox
Diseño:Johan Benvenuto
Alexandre Droit
Bertrand Roux
Ilustración:Alain Boyer
Precio:18,66€

Portada de Hiroba

¿De qué va Hiroba?

En el juego de mesa Hiroba, como he comentado, competiremos por obtener mayorías en las diferentes secciones que componen nuestro jardín japonés. Para ello, utilizamos con planificación y estrategia los 9 guijarros o piedrecitas reversibles con las que comenzamos la partida, cuyas caras suman un total de 10.

Por ejemplo, el número 1 tiene en su reverso al 9, el número 4 tiene al 6, etc. De esta forma, controlamos qué valores tenemos disponibles en nuestro tablero personal.

Guijarros o piedras reversibles de Hiroba

¿Y qué hacemos con estos guijarros para llevarnos la partida? El tablero principal está compuesto por 9 losetas de 3×3 cuadraditos, compuestas a su vez de diferentes maneras por 2 jardines zen diferenciados y un pozo con una carpa o pez Koi. Dichas losetas se colocan al azar, modificando su distribución en cada partida, para formar una cuadrícula de 3×3. Sin embargo, en partidas a 2 y 3 jugadores se voltean algunas de ellas para reducir el territorio de juego, haciendo que la disputa en la partida se adapte al número de jugadores.

El aliciente del juego es sobre todo que, siguiendo en cierta medida las reglas básicas del Sudoku, no se pueden repetir los mismos números en las filas, columnas y jardines, añadiendo además que el nuevo token a situar debe coincidir en una fila y/o columna donde ya haya puesto dicho jugador. Por tanto, tenemos que ser astutos en la colocación de nuestros guijarros para intentar controlar las diferentes secciones, bloqueando los intentos de sabotaje de los rivales, distribuyendo los números con una lógica estratégica.

Hiroba, un juego de colocación al estilo Sudoku

Además de los guijarros, los jugadores según el orden de turno, disponen de 1 o 2 piedras, que nos ayudan a bloquear a los rivales en alguna localización codiciada o importante para nuestro objetivo. Por ejemplo, si estamos intentando controlar un pozo, pongamos uno de nuestros tokens a su alrededor. Mas, aún quedan 2 posibles frentes, en los que puedan colocarse nuestros adversarios y disputarnos su control, por tanto podemos situar una piedra para reducir la competencia en dicho dominio, al igual que podríamos utilizarla para la batalla contra un territorio de jardín en una posición clave.

Y finalmente, cuando todos los jugadores han distribuido sus piedrecitas de la manera más adecuada según su criterio, se comprueban los pozos que les pertenecen a cada uno. Con ellos, podremos duplicar los puntos de alguna de las zonas que dominemos, siendo un gran plus para determinar la partida. Y si no los podemos colocar, simplemente nos dan 1 punto de victoria extra.

Los peces Koi duplican los puntos de ciertas zonas

Primeras sensaciones

Hiroba es un juego de mesa abstractos de corta duración y de alta interacción entre jugadores, ya que nos intentaremos pisar y disputar constantemente los terrenos de jardín. Nuestro objetivo es conseguir el mayor número de cuadrículas bajo nuestro dominio, lográndolo con la colocación estratégica de nuestros 9 guijarros en juego.

Aunque en un primer momento, parezca más razonable utilizar los valores superiores y dejar a un lado las caras más bajas, conforme avance la partida podremos comprobar que las opciones se van recudiendo al no poder repetir la misma numeración en las mismas filas, columnas y jardines. Por tanto, es normal que los rivales nos obliguen a usar más de un guijarro en una misma sección de terreno, sumando los valores de estos. No obstante, los oponentes pueden seguir ejerciendo presión en nuestro hasta ahora dominio, abriéndose diferentes disputas que hay que saber gestionar y decidir cuál es más beneficiosa para continuar la lucha.

Guijarros japoneses de Hiroba

Estamos ante una especie de puzle, es decir, un juego de comerse el coco en la planificación y distribución de guijarros. Estos no se desplazan, sino que se mantienen fijos hasta el final de la partida, siendo fundamental tomar la decisión de dónde situarlos, para conseguir nuestros objetivos de juego. Por tanto, la interacción entre adversarios es menos agresiva y más estratégica, pero sin poder perder de vista los avances de los rivales, puesto que nos suelen afectar, así como intentar bloquear sus ataques con la disposición de nuestros números en el tablero de forma táctica.

Hiroba: los jugadores se disputan esta loseta

Asimismo, los pozos y sus peces Koi son un gran arma de puntuación, puesto que duplican la puntuación de los territorios dominados. Cierto es que si el terreno es pequeño no supondrá una gran diferencia, pero si hemos conseguido colocarlos en uno de gran tamaño, el aumento de puntos es significativo, pudiendo obtener 12 o 14 puntos. Por ello, cuidado con permitir que los demás jugadores se hagan con estas losetas con facilidad, pues tienen un gran valor en la obtención de puntos de victoria.

Nos parece un juego entretenido y asequible que sacar a mesa con cualquier tipo de jugador, ya que el afán de control sobre el resto animará a los más jugones, mientras que su parecido con el conocido Sudoku hará que los ocasionales lo jueguen fácilmente y con relativa fluidez. Hiroba es accesible pero con su capita de profundidad, que logra mantener la tensión en todo momento hasta la última ficha y que además escala bien.

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