En un futuro lejano, donde la explotación minera sostiene la economía galáctica, 6 poderosos reinos luchan por el control del mineral más codiciado del universo. En el planeta inexplorado de Celestia Quasaris, las ciudades mineras de cada reino se alzan en un paisaje alienígena mientras compiten por extraer y dominar este recurso energético que puede cambiar el destino de la galaxia. Cada año, sus líderes se reúnen en el Concilium para establecer las reglas que rigen el planeta y se fraguan alianzas y traiciones, mientras el equilibrio de poder pende de un hilo y la avaricia amenaza con desatar la guerra.
Concilium Urbis es un juego de mesa de la editorial Perro Loko Games. En él, los jugadores competiremos codo con codo por erigir la ciudad minera más próspera en Celestia Quasaris, un planeta rico en Crystalon Celestia, el recurso más valioso jamás descubierto.
Número de jugadores: | 1 – 6 |
Duración: | 40 – 60 minutos |
Edad mínima: | 10 años |
Género: | colocación de losetas draft |
Complejidad: | 2,00 / 5 |
Editorial: | Perro Loko Games |
Diseño: | Jorge J. Barroso Chuz |
Ilustración: | Amelia Sales |
Precio recomendado: | 33,96€ |
Índice
Preparación de partida
- Preparamos las leyes. Tomamos todas las cartas de ley de un nivel concreto y:
- Colocamos las 6 leyes básicas sobre la mesa.
- Configuramos un mazo con las cartas restantes, incluyendo dos cartas de bonificación y descartando 2 al azar.
- Ponemos 3 cartas de civilización en el centro de la mesa.
- Dependiendo del número de jugadores, colocamos las losetas de ciudad indicadas en la bolsa.
- Dejamos a un lado los contadores de mineral/energía y los votos, además de las losetas de ley.
- Cada jugador recibe una loseta de Concilium, 3 discos y una pantalla.
¿Cómo se juega a Concilium Urbis?
Nuestro objetivo en Concilium Urbis es conseguir la mayor cantidad de puntos de victoria (PV). Para ello, los jugadores trabajarán por expandir sus respectivas ciudades, incorporando todo tipo de edificios/zonas con los que generarán energía y acondicionarán la urbe, participando incluso en votaciones que pueden influir en su futuro.
La partida transcurre a lo largo de 7 rondas, cada una de las cuales se divide en 4 fases:
Fase 1: proposición de ley
En esta fase, que se omite en la primera ronda, se revelan 2 cartas del mazo de leyes para que los jugadores puedan ver las leyes y/o bonificaciones que se someterán a votación al final de la ronda.
Fase 2: construcción
- Selección de losetas: cada jugador toma 4 losetas de la bolsa, las revisa en privado y las divide en 2 grupos de 2 losetas. Luego, pasa estos grupos al jugador a su izquierda o derecha, según lo indique el reverso de la carta de leyes. De las losetas recibidas, se queda un grupo y devuelve el otro al jugador que se las había pasado, de modo que cada uno tendrá 4 losetas.
- Colocación de losetas: cada jugador pone las 4 losetas (dos elegidas y dos devueltas) en su ciudad siguiendo unas sencillas reglas: adyacencia ortogonal, las torres se pueden apilar y las nuevas minas deben recibir contadores de mineral.
Fase 3: producción
- Generación de energía: por cada factoría que tenga cada jugador, este puede traspasar un contador de mineral de cualquiera de sus minas a la factoría, convirtiendo el mineral en energía y teniendo en cuenta el límite máximo.
- Gasto de energía: los jugadores pueden gastar 6 unidades de energía para colocar un disco en una carta de civilización, lo que otorgará PV adicionales al final de la partida.
Fase 4: votación
- Cobro de influencias: cada jugador obtiene una cantidad variable de votos en función de los símbolos de voto de sus losetas de Concilium y torres.
- Votación: se vota simultáneamente y en secreto por cada una de las cartas reveladas en la fase 1 y siguiendo un orden. Las hay de 2 tipos:
- Si es una carta de bonificación, se la lleva quien más contadores gaste.
- Si es una carta de ley, los jugadores eligen si votan por aprobar o cancelar la ley. Se cuentan los votos y se determina si la ley entra en efecto o se descarta. La votación también permite acuerdos entre jugadores para influir en las decisiones. Si la ley se aprueba reemplaza el sistema de puntuación de la ley básica correspondiente, lo cual puede mejorar o empeorar el formato que ya hubiera.
Fin de la partida
Al concluir las 7 rondas de Concilium Urbis, se realiza la puntuación final teniendo en cuenta:
- Cartas de ley aprobadas.
- Cartas de civilización.
- Cartas de bonificación.
- Recursos sobrantes (minerales y energía).
El jugador con más PV será el ganador.
Reseña del juego de mesa Concilium Urbis
El dúo Jorge J. Barroso y Chuz, autores de Daruma, vuelve a trabajar juntos para traernos este Concilium Urbis que nos ocupa en el día de hoy. Una propuesta que nos propone una experiencia city building, que mantiene el aroma de otros juegos del género pero que logra encontrar la diferenciación para distanciarse de estos.
A priori y mirando muy por encima, el juego nos plantea un sistema de colocación de losetas tradicional, en el que los jugadores tendremos que conformar nuestra propia urbe utilizando losetas varias de hasta 6 tipos para puntuarlas, las cuales tendremos que elegir y disponer como buenamente podamos para lograr la mayor cantidad de puntos posibles al final de la partida, sabiendo que cada tipología de loseta tiene una forma de puntuar distinta y que estas pueden tener sinergias entre sí.
Para elegirlas, el juego nos ofrece un draft de selección de losetas compartido y con interacción indirecta. En lugar de acudir a un suministro común, cada jugador toma losetas de una bolsa común y forma 2 parejas, que posteriormente ofrece a un rival, quien elige qué conjunto quedarse, devolviendo el otro. Esto genera una tensión e incertidumbre constante, ya que cada jugador debe intentar obtener losetas que le beneficien, sin ceder demasiadas ventajas a sus oponentes y sin saber las que le van a regresar.
Tras ello, toca colocarlas de la forma más adecuada posible atendiendo a las cartas de ley presentes en la partida para puntuarlas, conseguir minerales, energía y/o votos. Cada tipo de loseta, como ocurre en juegos como Akropolis, puntúa de forma diferente. Sin embargo, la gracia y el factor diferencial de este Concilium Urbis radica en toda la variabilidad que pone a nuestra disposición el juego no solo entre partidas, sino también dentro de la misma.
Y es aquí donde entran en juego los patrones de puntuación asimétricos que hacen tan interesante este Concilium Urbis. Estos patrones dependen de las cartas de ley, las cuales establecen las reglas que definen el grueso de la puntuación según la distribución de las losetas en cada área de juego.
Al inicio de la partida, se escogen las 6 cartas de ley básicas (una por cada tipo de loseta) y su set correspondiente de cartas de ley normales. Las cartas básicas quedan visibles y determinan cómo va a puntuar cada tipo de loseta: las de ciudad se orientan más a la distribución de losetas por la cuadrícula, las minas por agrupaciones, las torres por losetas adyacentes a estas, etc.
Sin embargo, estas no permanecen perennes durante la partida, puesto que al final de cada ronda los jugadores acuden a la asamblea para someter a votación 2 nuevas leyes. Cada una de estas leyes, en el caso de aprobarse, provocan que la ley vigente sufra una variación en su forma de puntuar, es decir, que un tipo de loseta disminuya o incremente la cantidad de puntos que otorga.
La posibilidad constante de que pueda haber un giro en el sistema de puntuación obliga a los jugadores a adaptarse en función de las cartas que vayan saliendo y las decisiones de los demás. Es vital gestionar bien los votos y ahorrar para usarlos en el momento adecuado, siendo conscientes tanto de que para cada tipo de ley hay una carta que la empeora y otra que la mejora, y que algunas son excluidas del mazo, lo que impide a los jugadores tener un control absoluto sobre todas las condiciones de puntuación que entrarán en juego.
En cuanto a la escalabilidad, Concilium Urbis funciona bien de 2 a 6 jugadores gracias a la fluidez al jugar simultáneamente durante toda la partida. No obstante, el sistema de votación pierde fuelle en partidas a 2 jugadores, donde la negociación por aprobar leyes es prácticamente nula y pasa a ganar protagonismo el control de los votos del oponente. En contraposición, a medida que incorporamos jugadores a la partida la votación se convierte en un factor decisivo, donde las alianzas y chanchullos están a la orden del día para sacar leyes o sabotearlas.
Respecto a la producción, la calidad de las losetas y las cartas es buena y el arte como siempre en la línea de la editorial. Sin embargo se han colado un par de fallos que, aunque no interfieren en la jugabilidad de Concilium Urbis, están presentes. Concretamente en los reversos de las losetas de Concilium, que son iguales que el resto de losetas de ciudad y que algunas leyes básicas solo están en español en lugar de en español e inglés.
Pros
- Variabilidad: el aspecto más interesantes es la variabilidad y rejugabilidad que ofrece, tanto entre partidas como dentro de la misma. El juego nos ofrece 18 leyes básicas, 3 de cada tipo que se pueden jugar con los grupos predefinidos o combinar como queremos. Esto, sumado a la opción de variar las cartas y modificar las leyes activas mediante la votación, hacen que cada partida sea única, manteniendo el juego fresco y atractivo para quienes disfrutan de probar diferentes tácticas en cada partida.
- Agilidad: las mecánicas de Concilium Urbis y la simultaneidad de acciones dan lugar a que las partidas sean muy dinámicas y se jueguen a buen ritmo. Esto minimiza los tiempos de espera y permite que los jugadores no se aburran esperando a que otros terminen, lo que se aprecia sobre todo al máximo de jugadores.
- Mecánica de votación: que la posibilidad de alterar las reglas de puntuación quede en manos de los jugadores, y que estos puedan decidir qué se puntúa y qué no por medio de votaciones, aporta una dosis de interacción que le sienta bastante bien al juego.
Contras
- Curva de aprendizaje: a pesar de no ser un juego complejo en cuanto a mecánicas, si lo es en cuanto a asimilar la forma de puntuar y visualizar el área de juego personal. Incluso para jugadores que tengan bagaje en este tipo de juegos, hasta que no se termina la primera partida y se resuelven las distintas puntuaciones, no comprenderemos bien como funciona todo, especialmente la sinergia entre factorías y árboles donde te puedes llevar un batacazo si no lo equilibras bien.
- Azar: que te entren o no determinadas losetas en el draft como el orden y momento de revelación (o no) de las leyes pueden influir notablemente en el desarrollo de la partida. Puede darse el caso de que no dé tiempo a adquirir energía suficiente como para optar a las cartas de civilización o que las leyes que vayan saliendo a votación lo hagan en un timing que juegue una mala pasada.
- Set up: es necesario ajustar los componentes en la preparación de partida, en especial las losetas, según la cantidad de jugadores, lo que puede resultar tedioso. Aspecto que se puede subsanar con estas cajitas molonas para organizarlas.
Mi veredicto
Y con esto vamos cerrando la reseña de Concilium Urbis, un juego estilo city building que destaca por innovar en el sistema de puntuación de las losetas que iremos adquiriendo e irán conformando nuestra urbe. Un juego que resalta al ofrecer una experiencia diferente que va más allá de la colocación de losetas, integrando la toma de decisiones colectiva en cuanto a qué va a puntuar al final de la partida, pero que tiene una curva de aprendizaje que puede costar pillarle el punto y un nivel de azar que hay que poner sobre la balanza. Con todo, un título diferente que se disfruta cuantas más partidas le echas y que recomiendo probar, por ello, le otorgo mi emblema de juego recomendado.