Tras una larga jornada de trabajo, los confiteros echan la vista atrás y contemplan, ojipláticos, la enorme montaña de caramelos que han elaborado. ¿Una montaña de caramelos? Las máquinas han estado a pleno rendimiento durante todo el día, pero parece que los empaquetadores se han desentendido de su parte y ahora, con los caramelos sin preparar, toca arrimar el hombro para sacar los pedidos adelante.
¿Y a cambio de qué? El gerente no solo le otorgará al trabajador más aplicado el título de maestro confitero, sino que además se podrá llevar su peso en caramelos. ¿Sabéis cuánto es eso?
Candy Lab es un juego de mesa de la editorial Arrakis Games en el que los jugadores, con los pedidos en mano, tratarán de hacerse con los grupos de caramelos adecuados para completarlos, a la vez que hacen lo posible para zancadillear a sus otros compañeros de oficio. Lo sentimos mucho, pero solo puede ganar uno.
Número de jugadores: | 2 – 4 |
Duración: | 15 minutos |
Edad mínima: | 8 años |
Género: | gestión de mano |
Complejidad: | 1,38 / 5 |
Editorial: | Arrakis Games |
Diseño: | Thomas Danede |
Ilustración: | Alain Boyer |
Precio recomendado: | 18,66€ |
Índice
Preparación de partida
Comenzamos disponiendo todos los caramelos aleatoriamente en una fila, de modo que quede boca arriba el lado que muestre el valor y efecto de cada caramelo.
Mezclamos las cartas de pedido para formar un mazo de robo. Revelamos las 3 primeras y entregamos a cada jugador, 5 cartas en partidas a 3-4 jugadores y 6 en partidas a 2 (incluido un tercer jugador ficticio).
Apartamos la carta de caramelo dorado, decidimos el jugador inicial y ya estamos listos para jugar a Candy Lab.
¿Cómo se juega a Candy Lab?
La partida se desarrolla a lo largo de un número indeterminado de turnos, que llevarán a los jugadores a competir por los caramelos y pedidos realizados.
Empezando por el jugador inicial y en sentido horario, cada uno hará en su turno una de las siguientes acciones.
Completar un pedido
Escogemos una carta de nuestra mano y la bajamos en nuestra zona de juego, apilándolas boca arriba si ya hubiéramos jugado alguna con anterioridad.
A continuación, tomamos de la fila los caramelos que muestra la carta, los cuales han de estar adyacentes entre sí. Posteriormente reagrupamos los restantes, de modo que quede de nuevo una única fila.
Hecho esto, comprobamos si los caramelos de Candy Lab tienen algún tipo de efecto y los realizamos en el orden que consideremos oportuno:
- Robamos de la reserva una carta, ya sea del mazo o del muestrario común.
- Descartamos una carta de la mano de otro jugador.
- Descartamos una carta de la pila de otro jugador.
- Le quitamos un caramelo del mismo color a otro jugador y lo ponemos en uno de los extremos de la fila.
- Intercambiamos nuestra mano de cartas con la de otro jugador (a 2 jugadores se tiene en cuenta el tercer jugador ficticio).
Devolver caramelos
En función de los caramelos que devolvamos a la fila (podemos repartirlos entre los dos extremos), robamos la misma cantidad de pedidos del mazo o del muestrario, añadiendo estos a nuestra mano.
Robar una carta
Esta acción solo se puede llevar a cabo si no tenemos caramelos ni pedidos sin completar, tomando la carta del mazo o del muestrario.
Fin de la partida
La partida termina de inmediato cuando un jugador coge el último caramelo (se lleva además la carta de caramelo dorado) o cuando se agotan los pedidos de la reserva.
Sumamos los puntos de victoria de nuestros caramelos y pedidos completados, el jugador que más PV tenga se convierte en el maestro confitero de este Candy Lab.
Reseña del juego de mesa Candy Lab
La que se ha liado en la fábrica es para volverse locos. Los confiteros han cumplido con su parte, elaborando las coloridas y sabrosas golosinas a muy buen ritmo. Pero no podemos decir lo mismo de los empaquetadores, quienes no han preparado ningún pedido en toda la jornada… ¿Quién salvará esta papeleta? Pongamos los caramelos por filas en tandas de 27, cojamos los pedidos y empecemos a trabajar.
En una partida a Candy Lab, los jugadores se turnarán para principalmente bajar una carta de pedido que coincida con un grupo de caramelos de la fila situada en el centro de la mesa. Esto les permitirá retirar a su zona personal dichos caramelos y a su vez realizar la acción adicional de cada uno. De este modo, a medida que avance la partida, tanto la fila de caramelos como las cartas en mano comenzarán a descender, lo que «invitará» a los jugadores a desprenderse de algunos caramelos para robar nuevas cartas con las que seguir adquiriendo dulces. Esto tarde o temprano desencadenará en el final de partida, ya sea porque no queden pedidos o caramelos, por lo que contaremos los puntos conseguidos para elegir al nuevo maestro confitero.
A la hora de jugar una carta, hemos de tener presente qué tenemos en nuestra mano. Las cartas de 3 caramelos tienen que ser nuestra prioridad desde el minuto uno por dos simples motivos. Por un lado por la dificultad de utilizarlas más adelante conforme vayan disminuyendo los caramelos de la fila. Algunos puede que no tengamos posibilidades de jugarlas ni desde el inicio, así que intentemos darles salida en usándolas pronto o aprovechando algún intercambio. Por otro lado está que, aunque solo nos den 1 PV, nos permiten coger 3 caramelos, con sus respectivos puntos y activando también sus efectos con los que fastidiar a los demás.
Podremos quitarle a un jugador una carta de su mano, de la pila ya puntuada, cambiarle directamente la mano de cartas o incluso robarle un caramelo. Estos efectos de los caramelos meten un nivel de interacción muy alto en la partida, desbaratándonos los planes que tengamos en mente o cualquier acción que hayamos hecho. ¿Nos quedamos las cartas buenas en mano y esperamos a que nos las quiten? ¿O mejor la jugamos y que nos la quiten también? Hagamos lo que hagamos, como despuntemos un poco y llamemos la atención de los demás, seremos objeto de todos los ataques. Al menos hasta que se aseguren de que no vamos por delante. Si queremos ganar, intentemos pasar de puntillas por la partida y malmetamos cuando podamos, intentando hacer nuestra partida en paralelo sin meternos en los continuos golpes que se van a dar ronda sí, ronda también.
En cuanto al resto de acciones posibles en Candy Lab, quedan en un segundo plano. Haremos cuanto podamos por atrasar la devolución de caramelos, consiguiendo dulces que nos hagan robar nuevas cartas o intercambiándolas si tenemos menos que otro jugador, pero más temprano que tarde será una acción obligada. La tercera acción, robar una carta, será nuestra última escapatoria, pero ya os adelanto que si no tenemos ni cartas en mano ni caramelos para entregar, estaremos más fuera que dentro de la partida.
Pros
- Sencillez: las acciones son muy simples, si podemos jugamos una carta y resolvemos los caramelos tomados, si no toca devolver caramelos para reponer mano. La facilidad con la que se explica el juego y su corta duración nos permite sacarlo a mesa con grupos familiares y de iniciación.
- Producción: resaltar indudablemente la calidad de los caramelos, gordetes y coloridos. Dispuestos en mesa llaman mucho la atención y a los que da ganas de darle un buen mordisco. Las cartas por su parte son consistentes y de buena calidad, nada de cartas de peso pluma.
Contras
- Anti bola de nieve: el llamado runaway leader no tiene cabida en este juego. Si un jugador se lo monta bien al inicio y sobresale en el marcador, no solo no logrará distanciarse, sino que además quedará en la parte de atrás en la puntuación final, algo que ha pasado en la gran mayoría de las partidas jugadas.
- Ritmo de partida: la primera mitad de la partida se juega a buena velocidad. Sin embargo, cae cuando toca desprenderse de caramelos, pues los jugadores, como es de esperar, son muy reticentes a perder puntos ya ganados, lo que se traduce en falta de cartas en mano y ralentiza esa recta final.
- Caos: en nuestro turno podemos dar un paso y la próxima vez que nos toque nos encontremos dos por detrás. Lo que hagamos se puede deshacer igual de rápido que lo habíamos conseguido, sin que podamos hacer nada para frenarlo, y esa falta de control genera frustración.
Mi veredicto
Y con esto terminamos la reseña de Candy Lab, un filler sencillito y muy vistoso que podremos jugar en familia o grupos ocasionales, a los que podremos empezar a meter en el mundillo con un juego colorido, relativamente rápido y con bastante interacción para que estén entretenidos. Los continuos golpes que nos daremos en mesa producen cierto caos en la partida que no podemos controlar, lo que te deja con la sensación de que estas a merced de lo que decidan los demás jugadores. Por ello, le doy mi emblema de juego aprobado.