En un mundo mágico donde todo es posible, el tiempo permanecía perenne como lo único predecible y aparentemente inmutable, marcando las estaciones del año de forma constante. Primavera, verano, otoño, invierno y vuelta a empezar… o al menos así ha sido hasta ahora.

Sin previo aviso, parece que el tiempo ha perdido la noción del tiempo. ¿Curioso verdad? Ahora las estaciones se entremezclan al antojo de los bosques y uno ya no sabe ni a que hora sale ni se pone el sol. ¡Qué descontrol! Por suerte estamos nosotros, los místicos, quienes nos hemos preparado durante siglos para una misión de tal envergadura. ¿Lograremos frenar el ímpetu de los bosques?

Así se nos presenta Brew, un juego de mesa de la editorial Delirium Games donde haremos el mejor uso posible de los forrajes y los elementos de la naturaleza para controlar a los bosques, sin olvidar por supuesto la inestimable ayuda de las criaturas que entrenaremos y empleando poderosos brebajes mágicos con los que volver a la normalidad a nuestras vidas.

Portada de Brew
Número de jugadores:2 – 4
Duración:45 – 90 minutos
Edad mínima:10 años
Género:control de área
draft
dice rolling
worker placement
Complejidad:2,55 / 5
Editorial:Delirium Games
Pandasaurus Games
Diseño:Stevo Torres
Ilustración:Jake Morrison
Andrew Thompson
Precio recomendado:29,71€

Preparación de partida

En primer lugar colocamos el tablero de aldea en el centro de la mesa, mostrando el mapa de día, y a su alrededor disponemos 3 áreas de juego diferenciadas por tipos de cartas:

  • Bosque: barajamos las cartas de bosque cuyo rango coincida con el número de jugadores y formamos un mazo de robo, del que revelamos tantas cartas como número de jugadores más uno. Esta será la hilera de bosques disponibles durante la primera ronda.
  • Mercado de pociones: mezclamos las cartas de poción y formamos un nuevo mazo. En esta ocasión revelamos un total de 4 cartas.
  • Criaturas: agrupamos las cartas de criatura por color/estación y hacemos 4 grupos de cartas que dejamos, a diferencia de los mazos anteriores, boca arriba.

Las fichas de ingredientes y puntos de victoria (PV) permanecen a un lado en lo que será la reserva común.

A continuación, cada jugador escoge una tarjeta de personaje y recibe 4 dados de forraje de su color, 2 dados elementales y 1 baya (ingrediente comodín). Nuestro personaje tiene 2 caras, una básica y otra con poderes especiales, por lo que decidimos si vamos a jugar todos con un lado u otro.

Hacemos entrega al jugador inicial del marcador correspondiente y ya estamos listos para jugar una partida a Brew.

¿Cómo se juega a Brew?

Durante las próximas 4 rondas, los jugadores emplearán sus dados para situarse estratégicamente entre la aldea y los bosques para principalmente comprar pociones, adquirir nuevas criaturas con habilidades mágicas o simple y llanamente competir con el resto de jugadores las tan preciadas cartas de bosque.

Al inicio de cada ronda, los jugadores lanzan simultáneamente sus 6 dados para determinar qué resultados van a poder utilizar a lo largo de la ronda. Ahora por turnos, empezando por el jugador inicial y en sentido horario, cada uno tendrá a su disposición 3 acciones. La primera obligatoria y las otras 2 voluntarias, aunque tenemos total libertad para jugarlas en el orden que consideremos oportunas.

Colocar un dado

Elegimos uno de los dados que todavía no hayamos usado y lo ponemos en juego. Dependiendo del tipo de dado (forraje o elemental) y de su resultado, nos veremos limitados a la hora de activar determinados espacios y al hacer acciones específicas.

Al colocar un dado, hemos de saber que:

  • Debemos de mantener el resultado que obtuvimos al inicio de la ronda.
  • Todos los espacios solo admiten un dado, a excepción de los 2 espacios de la parte superior del tablero de aldea que pueden albergar cualquier cantidad de dados.
  • En los espacios de las cartas de bosque podemos colocar un dado de forraje que coincida con su símbolo o cualquier dado elemental. En cualquiera de los casos, recibimos la recompensa indicada, que puede ser tomar un ingrediente o entrenar una criatura.
  • En el tablero de aldea, salvo los 2 espacios de libre acceso indicados con anterioridad, el resto están reservados para los dados elementales, debiendo coincidir su símbolo con el del propio hueco para poder utilizarlo. Con este haremos de inmediato la acción que viene detallada en el propio tablero.
  • Al emplear un dado elemental en una carta de bosque, contamos con una habilidad especial en función de su símbolo:
    • Fuego: nos permite colocar el dado en un espacio que ya esté ocupado.
    • Agua: en un espacio de ingrediente obtenemos 2 adicionales del mismo tipo.
    • Viento: lo sustituimos por un dado de forraje que tengamos en juego y este lo recuperamos, pudiendo volver a jugarlo en turnos posteriores.

¿Y que es eso de entrenar una criatura? Pues muy sencillo, elegimos la carta superior de uno de los tipos de estaciones y la ponemos en nuestra zona de juego. Este nos otorga una pasiva que se activará al hacer determinadas acciones. Podemos tener un máximo de 3, por lo que si conseguimos una cuarta tendremos que descartarnos una. En este caso, perdemos su efecto pero no descartamos la carta, pues nos dará PV al concluir la partida.

Por otro lado, si queremos ocupar un espacio concreto de una carta de bosque con un dado de forraje pero su valor nos lo impide, tenemos la opción de forzar su resultado para ponerlo. En este caso, debemos descartar el ingrediente que nos hubiera dado ese espacio (si es de criatura descartamos un comodín) y lo ocupamos. En este caso no recibimos la recompensa, pero este movimiento puede ser clave para ganar la mayoría de la que hablaremos más adelante.

Preparar una poción

Si queremos y tenemos ingredientes suficientes para hacerlo, tomamos una poción del mercado (previo pago de los ingredientes indicados) y nos la llevamos a nuestra mano, reponiendo el hueco con una nueva poción del mazo.

Uno de los espacios del tablero de aldea nos da la posibilidad de reservar una carta para que nadie nos la quite. Esta la mantenemos en nuestra zona de juego y solo podremos llevarla a nuestra mano cuando hagamos uso de esta acción.

Beber una poción

Si tenemos pociones en nuestra mano (preparadas) podemos utilizar el poder de una (son de un solo uso). Sus efectos giran (y nunca mejor dicho) en torno a los dados. Nos dan la posibilidad de cambiar sus valores antes de usarlos, relanzarlos, poner uno más en el mismo turno, reubicarlos en el bosque, intercambiarlos por los de otro jugador, eliminarlos y recuperarlos.

Estas, al igual que las criaturas, puntúan al terminar la partida, de modo que las dejamos boca abajo tras su uso para recordarlo.

De este modo, los turnos se van sucediendo, gastando siempre un dado y ocasionalmente realizando las acciones de preparar/consumir pociones. Cuando todos los jugadores se queden sin dados, pasamos a resolver el final de la ronda.

Fin de la ronda

  1. Comprobamos quién se lleva cada carta de bosque. Para ello, solo se tiene en cuenta los dados de forraje, mientras que los elementales (independientemente de quien los haya puesto) computan como si fuera un jugador neutro que también compite por la carta. El jugador que tenga más dados de su color visibles (y que no estén cubiertos por otros) reclama la carta y la coloca en su zona de juego. Si nadie se la lleva, la carta se retira de la partida.
  2. Los jugadores que tengan criaturas cuya pasiva se active al finalizar la ronda, pueden usar su efecto ahora.
  3. Si no quedan cartas de bosque en el mazo de robo, la partida habrá terminado, de lo contrario preparamos una nueva ronda en la que:
    • Cada jugador recupera sus 6 dados.
    • Damos la vuelta al tablero de aldea.
    • Reponemos la hilera de bosques.
    • Pasamos el marcador de jugador inicial.

Fin de la partida

En el recuento final cada jugador ha de sumar:

  • Los PV de las pociones preparadas (las reservadas no cuentan).
  • Puntuamos los bosques reclamados.
  • Cada criatura nos da 1 PV, excepto las que podamos asignar a un bosque reclamado del mismo color. En este caso recibimos 3 PV por cada criatura asignada a un bosque, aunque cada bosque solo admite una criatura.
  • Sumamos las fichas de PV.
  • Por cada 3 ingredientes que nos sobren, 1 PV.

El jugador con más PV será el ganador de la partida a Brew.

Reseña del juego de mesa Brew

Brew es la apuesta con la que abre este año la editorial Delirium Games. En él nos encontramos con un juego de mesa de colocación de dados que nos llevará a gestionar los resultados que hayamos cosechado al inicio de cada ronda, colocándolos en los espacios reservados para ellos tanto en el tablero central como sobre las cartas de bosque.

Cada jugador cuenta con 6 dados que serán de gran utilidad para rascar un poco de todo. Obtener ingredientes, entrenar animales y adquirir pociones serán los beneficios más recurrentes que nos darán dichos dados. No obstante, hemos de recordar que no tendremos total libertad para disponerlos. Para ello, toca fijarse tanto en el tipo de dado como en su símbolo. Los dados de forraje, propios de cada jugador, solo se pueden emplear para cubrir los espacios de las cartas de bosque y algunas casillas residuales. Por su parte, los dados elementales se pueden colocar en la aldea según su símbolo, mientras que en las cartas de bosque podremos jugarlos donde queramos, teniendo en cuenta la regla general de un dado por espacio. Para los que no guste el azar, el juego incorpora vías alternativas para poner dados en bosque cuando no sea posible y para relanzarlos en busca de una mejor tirada, metiéndole su toque de push your luck.

Esta facilidad para jugar dados de un tipo u otro en la hilera de bosques provoca que esta sea la principal atracción de este Brew, por la cual nos pelearemos ronda sí ronda también desde que ponemos las cartas sobre la mesa. Este sistema de mayorías es muy apetecible (de 3 a 8 puntos por carta), pero no nos dejemos engañar, ya que hacerse con el control en cada carta es complicado de culminar. Para ganar una carta de bosque, tenemos que poner más dados de nuestro color que los demás jugadores. ¿Sencillo verdad? Pues realmente no lo es tanto. Para pelear una mayoría, cada jugador cuenta con los dados de su color (de forraje) y se enfrenta a los del resto de jugadores que quieran la carta y también contra los dados neutros que haya en juego. Estos harán de jugador extra, e independientemente de quien los coloque, se sumarán para competir cada carta.

Si a esto le añadimos que 2 símbolos elementales permiten pisar dados e intercambiarlos, podremos quemar espacios e incluso mover cubitos rivales. Esta lucha por las mayorías se convierte en muchas ocasiones en una odisea que puede frustrarnos por su elevada dosis de interacción. ¿Llevarse más de una carta por ronda? Intentadlo, pero pocos lo han conseguido en las partidas que han caído hasta la fecha. Luchad por una y dad gracias si os la lleváis. Si un jugador despunta en el marcador, la mirada de sus oponentes se posarán sobre sus dados y difícilmente vuelva a tener opciones de conseguir una carta. Entonces, ¿cómo puntuamos?

Si queremos diversificar nuestra apuesta y no poner todos los huevos en la misma cesta, es importante que prestemos atención a todo lo que nos rodea en Brew. Hay que sacar puntos de donde buenamente podamos, y ahí entra en juego las otras dos áreas del juego que nos falta por mencionar.

Por un lado la zona de entrenamiento, donde se disponen las cartas de animales separados por estación. Los animales nos dan 1 PV extra y una serie de ventajas que mantendremos mientras los tengamos activos. ¿Y para qué separarlos en 4 mazos? Esta división no solo sirve para diferenciarlos por colores de cara a triplicar la puntuación de los animales que logremos asociar a nuestras cartas de bosque, sino que además nos permite distinguir las cartas por el tipo de ventajas que nos dan. Las de primavera se centran en la obtención de ingredientes comodín, las de verano en inhabilitar espacios y modificar dados elementales, las de otoño nos dan recursos adicionales y las de invierno nos abren nuevas formas de puntuación. Es clave pillar al menos una de estas últimas cuanto antes y guiar la partida en esa línea, de modo que busquemos sinergias entre nuestras acciones para potenciar nuestra puntuación.

Por otro lado tenemos la zona de mercado, lugar transitado por unos y otros para canjear ingredientes por brebajes varios. Estos, si sabemos cuándo usarlos, nos darán el empujón justo en momentos de inflexión, haciendo intercambios, repitiendo lanzamientos, jugando 2 dados en un mismo turno y hasta un turno extra. Y para colmo, también vienen con puntitos (en este caso de 2 a 5). Así, entre cartas de pociones y animales, podemos subsanar la falta de puntos de la zona de bosque. En nuestra mano queda cómo gestionamos nuestros dados.

En cuanto a la escalabilidad, para mi gusto el juego funciona bien a cualquier número de jugadores. A 2 las partidas son más permisivas, los animales no vuelan de los mazos y las mayorías suelen resolverse con al menos una carta por jugador. Sin embargo, con 4 jugadores en mesa la cosa cambia bastante, la interacción que genera ese amor-odio por el juego se dispara y todo parece agotarse rápido, algo que gustará a quienes busquen juegos donde la interacción juegue un papel importante.

Brew es un juego de mesa familiar, cuya gestión de dados le mete una marcha más para que lo disfruten hasta jugadores más exigentes, situándolo así en la categoría de familiar plus. Y es que las posibilidades que nos dan todos los elementos del juego para hacer y deshacer a nuestro gusto, incidiendo en prácticamente cualquier acción, llegando incluso a hacer nuestro propio motor de puntos con los animales de invierno, hacen que este tenga un componente estratégico notable a pesar de su aparente diseño amigable.

Pros

  • Dadetes: los dados son el eje del juego y a priori tenemos varias restricciones para usarlos entre azar y limitaciones de la zona de juego. Sin embargo, Brew consigue que estos sean versátiles y podamos esquivar esos problemas de colocación mediante diferentes vías como el descarte de fichas, el uso de algunas pociones o la pasiva de ciertos animales, reduciendo así el peso del azar hasta dejarlo en un segundo plano.
  • Interacción: ese puteillo continuo le sienta muy bien al juego, generando momentos de roces y piques cada 2 por 3 cada vez que se van cargando los bosques de dados.
  • Puesta en mesa: título con un despliegue bonito y colorido donde los dados grabados me tienen ganado. El pequeño tablero central nos da libertad a la hora de montar el juego según el espacio que tengamos disponible en mesa, cosa que me gusta.

Contras

  • Entre ceja y ceja: como despuntemos sobre el resto y nos hagamos notar, pronto se nos echarán encima. Algo por un lado positivo, tendiendo a equilibrar la partida, pero que frustrará al jugador perseguido.
  • Elemental fuego: la habilidad especial de los dados de fuego bajo mi punto de vista está desbalanceada respecto al resto de elementales, concediendo demasiado capacidad de decisión en las mayorías al jugador que le haya sonreído la tirada de dados.
  • Inserto: no termino de comprender la utilidad del área del inserto reservada para los recursos. 4 triángulos que convergen en el centro, uniendo todos los huecos y mezclando los componentes si no los separamos por bolsas. Si alguien lo entiende, por favor que me lo explique.

Mi veredicto

Y con esto vamos cerrando la reseña de Brew, un juego familiar de colocación de dados que nos mantendrá entretenidos durante toda la partida, disputándonos los distintos emplazamientos en los que colocar nuestros dados para conseguir todo tipo de beneficios. Potenciar nuestro sistema de puntuación buscando las sinergias principalmente entre bosques y animales le meten un plus de dificultad al juego que, sumado a la alta confrontación que genera la interacción con los dados, hacen que el juego sea más apropiado para un público familiar que quiera dar un paso más en el mundillo lúdico. Un juego estéticamente precioso, que fluye relativamente bien sin apenas AP y que apetece volver a sacar a mesa para probar nuevas estrategias. Por ello, le doy mi emblema de juego distinguido.

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