Barcelona siempre ha estado marcada por la innovación. No obstante, hubo una época en la que se encontró contenida por unas murallas, deteniendo su expansión durante muchos años. Pero, cuando se derrumbaron estos muros, su expansión fue rompedora, para muchos demasiado inusual y moderna, por lo que fue duramente criticada. El responsable de esta nueva visión urbana fue Idelfonso Cerdá, considerado el inventor del urbanismo y que inspiro posteriormente a muchos otros constructores. Un escándalo para la época, que aportó luz y aire fresco con sus amplias avenidas y manzanas residenciales.
Barcelona es un juego de mesa de la editorial Maldito Games. En él nos convertiremos en constructores del siglo XIX que van a marcar el progreso de esta ciudad, con la formación de su famosa diagonal, líneas de tranvía, calles anchas y manzanas de edificios con forma octogonal, así como monumentos modernistas. Sin embargo, no seremos los únicos maestros de obra, por lo que la competencia por conseguir los mejores trabajos será ardua y entretenida.
Número de jugadores: | 1 – 4 |
Duración: | 60 – 90 minutos |
Edad mínima: | 14 años |
Género: | worker placement colocación de losetas |
Complejidad: | 3,35 / 5 |
Editorial: | Maldito Games |
Diseño: | Dani García |
Ilustración: | Aleksander Zawada |
Precio recomendado: | 53,96€ |
Índice
Preparación de partida
Para comenzar la partida de expansión de la ciudad de Barcelona, colocamos el tablero central en medio de la mesa, al alcance de todos los jugadores. Sobre este, se sitúan las losetas de bonificación de construcción en las 4 casillas del margen izquierdo y en la zona inferior, se cogen 3 losetas de puntuación de Cerdá de manera aleatoria, situándose en los espacios asignados.
Después, metemos todas las fichas de ciudadano en la bolsa, excepto en partidas a 3 y 2 jugadores, que se colocan algunas de estas losetas en las casillas indicadas. Asimismo, se puede modificar la disposición de las acciones, colocando las losetas de acción al azar sobre las impresiones fijas del tablero.
A continuación, en el tablero auxiliar común se identifican las losetas de modernismo correspondientes a las de puntuación de Cerdá, las cuales se retiran de la partida, para no duplicar la misma manera de puntuar. Posteriormente, se mezclan las losetas restante, se forma un mazo y se revelan 4 boca arriba. Por otra lado, se separan las losetas de servicio público por los 7 tipos, tomando solamente 5 pilas, que se ordenan en el tablero de mayor a menor valor, estando la más cara en la zona de arriba.
En cuanto al suministro general de Barcelona, se separan los 4 tipos de edificios, mostrando los requisitos para construirlos, las losetas de Sagrada Familia por niveles y los recursos: monedas y telas.
Con respecto al tablero de cada jugador, se toman las fichas del color correspondiente, colocándose 1 disco pequeño en la zona de arriba en el medidor de Sagrada Familia, 1 cubo en cada casilla inferior del proyecto de modernismo, el tranvía junto a los 5 cubos de pasajeros, las 5 losetas de intersección, junto a una pila de 4 calles estrechas, otra de 6, además de 5 de calle ancha.
Además, tomamos del suministro 1 moneda y 1 tela que colocamos en los cuadrados correspondientes al almacén, a cuya derecha situamos las 6 losetas de adoquín. Abajo del todo, ponemos 8 discos grandes, formando 5 pilas, con las 3º de 2 fichas y las otras con 1. El disco grande que nos queda, va a la zona de puntuación, y el pequeño al marcador de Cerdá, ambos en el tablero central.
Finalmente, los jugadores roban a ciegas de la bolsa 2 fichas de ciudadano, que ocultan boca abajo al resto. Y se determina al jugador inicial, que va a iniciar las obras en la ciudad catalana.
¿Cómo se juega a Barcelona?
Nuestro objetivo en el juego de mesa Barcelona es conseguir la mayor cantidad de PV (puntos de victoria), para lograrlo vamos urbanizando la nueva región por la que se expande esta ciudad, llenándola de modernismo, calles y edificios con nuevos habitantes, que quieren disfrutar del aire fresco que aportan las ideas de Cerdá.
La partida se desarrolla por turnos en un número indefinido de rondas, que únicamente se interrumpen por 3 fases de puntuación intermedias. Los jugadores en su turno de juego realizan las siguientes fases:
- Acciones: según la colocación de sus 2 ciudadanos en 1 cruce, se activan 2 posibilidades o 3, si estamos en la diagonal. Las posibilidades de acción son:
- Obtener recursos esenciales, como 2 monedas u otra opción es 1 tela y 3 PV.
- Colocar 1 adoquín, ofreciéndonos beneficios y más espacio en el almacén.
- Construir 1 calle ancha o 2 calles estrechas, en espacios vacíos, aportando algunas recompensas impresas y PV según las conexiones con otras, 1 PV por cada calle estrecha unida y 2 PV por calle ancha, contando la situada en dicho momento.
- Crear 1 intersección, tomamos la situada más a la izquierda, pagando el coste requerido de algunas posiciones. Se reciben todos los beneficios impresos adyacentes en las calles colindantes, no ocultados. Si se colocan ciudadanos sobre nuestras intersecciones, recibimos las recompensas impresas en nuestro tablero personal, según el número de losetas construidas de este tipo.
- Adquirir 1 proyecto de modernismo, de los 4 disponibles en el tablero auxiliar, que colocamos en nuestro tablero personal, pagando el coste que en algunos casos se requiere. Estas losetas nos aportan PV al final de la partida.
- Mejorar 1 proyecto de modernismo, lo que aumenta el multiplicador de puntuación de dicha loseta de modernismo. Para subir en algunos espacios, es necesario pagar un importe.
- Levantar 1 servicio público, pagando las monedas apropiadas para cada nivel. Después, recibimos los PV indicados, avanzamos 2 casillas de Cerdá y realizamos la acción de la loseta.
- Colocar o mover el tranvía, se pueden avanza 1 o 2 pasos, pero por nuestras calles es gratuito. Luego, tenemos la opción de bajar a 1 pasajero, pagando el coste, lo que nos permite volver a realizar la acción de la calle asociada, así como el propietario de la calle en la que hemos colocado el cubo de pasajero vuelve a puntuarla.
- Construcción de 1 edificio: comprobamos si es posible completar los requisitos de los 4 tipos de edificios con los ciudadanos dispuestos en el tablero, si se puede tenemos que edificar obligatoriamente. Con los siguientes pasos:
- Colocar 1 loseta de edificación, si son varias las que cumplen las condiciones podemos elegir la que más nos convenga, colocando en el hueco correspondiente. Se pueden apilar, niveles superiores, sobre otros más bajos.
- Si es el primer edificio de esa fila, recibimos 5 PV y volteamos la loseta de bonificación correspondiente.
- Obtenemos los beneficios o penalizaciones indicados en la loseta, para posteriormente voltearla y colocar 1 ficha de nuestro color, que tomamos de la zona inferior de nuestro tablero personal, comenzando por la izquierda.
- Retiramos los ciudadanos colindantes usados para su construcción, que pasan al medidor del tablero, zona inferior. Después, recibimos tantos PV como la cantidad más baja de este marcador. Y finalmente, comprobamos si hemos activado la fase de puntuación, pasando a otra zona, si es así realizamos una puntuación de Cerdá intermedia.
- Preparación de la siguiente ronda: robamos 2 ciudadanos de la bolsa al azar.
Fin de la partida
La partida a Barcelona acaba cuando en el medidor de ciudadanos se completa 1 de las filas del último bloque. Al ocurrir esto, se puntúa la 3º loseta de Cerdá y se completa la ronda actual, realizando los turnos que queden hasta llegar al jugador inicial de nuevo (sin este volver a jugar). De esta forma, todos los jugadores van a disputar el mismo número de turnos.
Después se calcula la puntuación final, en la que se tienen en cuenta:
- Adoquines: retirados de nuestro almacén, revelando la cantidad de PV que obtenemos, sumándose el mayor valor, el más a la derecha.
- Pasajeros: colocados en el mapa de la ciudad, añadiendo el mayor más alto, situado en la casilla vacía más a la derecha.
- Losetas de modernismo: situadas en nuestro tablero, multiplicando por el valor que indica el cubo, calculando la cantidad de veces que se ha cumplido.
Tras sumar todos los PV en el marcador de puntuación, el jugador que ha llegado más lejos se lleva la victoria. En caso de empate, se tiene en cuenta el marcador de Cerdá, el medidor de Sagrada Familia o los marcadores de edificios distribuidos en el mapa de Barcelona.
Reseña del juego de mesa Barcelona
Las murallas oprimen la ciudad de Barcelona, impidiendo su crecimiento y aglomerando a su población. Por fin, ha llegado el día en el que se derrumban, dando paso a una época de esplendor, junto con el surgimiento del modernismo. El cual también va a inundar las infraestructuras urbanas gracias a Cerdá, que propone la amplitud de las calles y la creación de manzanas de viviendas con forma octogonal.
Una innovación criticada por muchos, pero que aportará dinamismo y vida a esta región del mapa. Nuestro papel de constructores es necesario para cumplir los planes de Cerdá, pero no seremos los únicos contratados. Es por ello, que debemos demostrar nuestra valía frente al resto, gestionando los recursos y acciones con buena estrategia. ¿Quién se llevará el emblema de trabajador del año?
La mecánica de juego principal de Barcelona es la colocación de trabajadores, que en este caso, son ciudadanos. Su posicionamiento en el tablero, va a determinar que acciones podemos realizar, por lo que es una decisión clave que debemos planificar con estrategia, para optimizar al máximo nuestro turno.
Estas fichas de ciudadanos de 3 colores (clase obrera, media y alta) se colocan en un cruce o intersección, dándonos acceso a 2 acciones, según la fila y columna correspondiente, o incluso 3 acciones, si nos situamos en la diagonal. Un plus de rejugabilidad es que existen losetas de acciones que podemos disponer al azar en el tablero, alterando las ubicaciones fijas impresas, lo que nos ofrece múltiples combinaciones, haciendo que cambien los planteamientos tácticos de unas partidas a otras.
A su vez, las localizaciones ocupadas por los ciudadanos están bloqueadas hasta que ambos se manden a los edificios, siendo una buena forma de interrumpir también al rival, fastidiando sus planes. Sin embargo, estas fichas de ciudadanos no son de ningún jugador, sino comunes a todos, por lo que cualquiera puede usarlos para su construcción de edificios. Esto crea un rifirrafe constante sobre la utilización y aprovechamiento más rentable de los ciudadanos colocados sobre el tablero.
Por ello, es recomendable intentar situarlos en una posición que nos permita completar algún requisito de edificación, antes de que otro los use en su beneficio, pero hay que meditar si las acciones asociadas a dicha posición nos convienen, para barajar si esa opción es la más ventajosa. O intentar posicionarlos en acciones más interesantes para nuestra estrategia, pero evitando facilitarles en todo los posible el terreno de construcción a los rivales.
Además, es aconsejable posicionar nuestras intersecciones en los lugares más destacados o usados de manera temprana, por dos razones: si los dejamos para muy tarde los beneficios de alrededor que nos pueden otorgar seguramente estén ocultos por las calles, los jugosos puntos que dan las cadenas de estas es siempre aprovechado por todos los jugadores, y nos llevaremos recompensas cada vez que se coloquen fichas de ciudadanos sobre nuestras losetas.
Barcelona es un eurogame de peso medio, en el que jugamos por turnos, en una número indeterminado de rondas, ya que el final de partida lo marcan los ciudadanos que vayan habitando las edificaciones. En definitiva, está en nuestras manos la duración, lo que aporta tensión, pues el final puede llegar de forma precipitada.
Esto ocurre sobre todo a 4 jugadores, cuyas partidas son más descontroladas, con una gran interacción en el plano de la ciudad, acelerando de forma notable la construcción urbanística. No obstante, a 2 jugadores existe más control y posibilidad de progresar en los diferentes ámbitos que nos ofrece el juego de Barcelona, como el sendero de la sagrada familia o el recorrido del tranvía.
Por otra parte, mencionar que la construcción de edificios es uno de los aspectos más decisivos, pero que al comienzo de la partida, no aporta grandes cantidades de PV, pero el juego brinda como aliciente 5 PV al que lo haga en primer lugar en cada fila. Por tanto, a pesar de que las construcciones de calles o adoquines pueden ser más atractivas, los jugadores tienden a precipitarse por esta opción.
Así, el jugador inicial de Barcelona tiene cierta desventaja, ya que su disposición de ciudadanos en el tablero permitirá que el próximo pueda edificar, así como el siguiente, mientras que este quizás se quede sin poder hacerlo cuando llegue su turno de nuevo. No obstante, hay múltiples vías de puntuar, por lo que esto no va a ser tan determinante en el resultado final, pero sí frustrante al inicio.
En Barcelona, la competición más feroz se vive en el tablero central con la colocación de las calles, intersecciones, edificios y pasajeros del tranvía. Todos los jugadores buscan ocupar las mejores posiciones e intentando entorpecer si es posible la resto, aportando gran interacción a la partida. Por ejemplo, si vemos que un jugador está distribuyendo muchas calles, es normal que otro quiera aprovecharlas rompiendo su cadena para situar las suyas junto a estas, recibiendo PV también por las de su adversario. En este mapa, no estaremos tranquilos, ni nos dejarán hacer nuestros planes sin molestar.
Con respecto al tranvía, destacar que esta acción es realmente útil si bajamos a 1 pasajero, ya que nos permite realizar 1 acción extra y puntuar la calle. Por ello, debemos de tener preparados los recursos necesarios y el recorrido conveniente para acabar en 1 calle de nuestra propiedad. Así, conseguimos doble puntuación, por la cadena de calles conectadas y al final de partida, por los huecos de pajeros desalojados de nuestro tablero.
Es crucial planificar nuestra estrategia a largo plazo, tanto a la hora de puntuar con el medidor de Cerdá y sus 3 losetas del tablero. No se sabe en que momento exacto se va a producir su activación, pero desde el principio sabremos que va a ser puntuado.
Esto mismo ocurre con las losetas de modernismo, tenemos que planear su consecución. Sin embargo, estas las podemos elegir, siendo fundamental hacerlo con astucia, valorando nuestras posibilidades y el potenciar de PV que se puede conseguir con ellas. Y elevar el cubo, que multiplica su valor, de las más factibles de lograr o mantener sin mucha rivalidad.
Como he comentado, hay diversas maneras de puntuar en Barcelona lo que anima a jugadores más noveles, ya que ven que sus progresos son recompensados con grandes cantidades de PV. Un buen juego de iniciación, pero sin olvidar, que requiere meditación en las decisiones y pasos estrategias. No obstante, otra razón para sacarlo a jugadores más principiantes es que no penaliza.
Hay que saber, por ende, que Barcelona no es un juego de mesa como Satori, que tras quemar nuestras neuronas nos va a generar irrisorias cantidades de PV. Al contrario, es un euro muy generoso y amable en cuanto a la puntuación. Y que incluso, permite remontadas épicas, a pesar de que parezca que estamos descolgados de la partida. Esto quizás no sea del agrado de jugadores más recurrente, que les gusta que los juegos les aprieten las tuercas, pero sí crea una disputa equilibrada.
Lo más exigente y satisfactorio es crear combos, aprovechando los beneficios que nos dan ciertas acciones, como la distribución de adoquines, los edificios de servicios públicos o el tranvía. Así como, anticipar aspectos como la próxima puntuación intermedia, en la que si vamos fuertes con el requisito, tenemos que hacer un extraordinario aumento en el track de Cerdá, para que cuando se desemboque esta, consigamos un gran empujón de PV.
Además, hacer hincapié en la necesidad de hacer una buena gestión de recursos, lo que va ligado a la liberación de espacios en nuestro almacén. Para ello, tenemos que colocar adoquines que nos dan rentables beneficios, si sabemos elegir el más adecuado en momento. Aquí, debemos también ir un paso por delante, no sea que recibamos una atractiva cuantía de monedas o telas, pero no tengamos sitio donde almacenarlas, perdiéndolas sin ningún tipo de aprovechamiento.
Igualmente ocurre con los edificios de servicios públicos, que presentan acciones extras a realizar con ventajas, por lo que conseguirlos debe ser en el instante preciso, en el que podamos aprovecharlos, lo que puede suponer un buen auge en la partida. Por tanto, vuelvo a recalcar que la toma de decisiones adecuada y planificada es clave para llevarnos la victoria en este bonito y llamativo juego inspirado en la historia de Barcelona.
Pros
- Dinámico: los turnos de juego son rápidos con 2 o 3 acciones principales a realizar. Además, tendremos que estar pendientes de los pasos que dan los rivales en el plano de Barcelona, lo que nos mantiene conectados en todo momento a la partida.
- Relativamente accesible: acciones sencillas de asimilar (aunque no tanto de hilarlas a la perfección), grandes recompensas de puntuación y múltiples formas de lograr PV. Esto alienta a todos los jugadores, con la satisfacción de sentir que en todo momento progresamos, ya depende de si la vía es más rentable o menos con respecto al resto.
- Interacción: sentimos desde el comienzo, la batalla por tomar posesión de las calles e intersecciones de la nueva Barcelona, junto a la captación de ciudadanos para la construcción de nuestra viviendas. Esto hay que realizarlo con estrategia para que sea lo más óptimo posible, ya que los espacios se van agotando en esta lucha de posicionamiento.
Contras
- Escalabilidad: se puede disfrutar a cualquier número de jugadores, pero cambia mucho la partida. Mientras que a 4 jugadores la interacción es mayor y, por tanto, la tensión, a 2 jugadores hay más control y posibilidad de progreso. Sin realizar ningún tipo de adaptación significativa a menos jugadores en el mapa de Barcelona para menos jugadores, solamente se colocan más fichas de ciudadanos para acelerar un poco el fin de partida, ya que se tarda más en llegar a este.
- Azar: nos puede frustrar no robar el tipo de ciudadanos que nos convenga más en ese momento, como los rosas o azules, requisitos para construir los edificios de niveles superiores. Nos tendremos que valer de las posibilidades que nos dejen los rivales, si las dejan, si acumulamos mala suerte en los robos a ciegas en la bolsa.
- Acciones menos relevantes: es cierto que existen múltiples vías de puntuar, por lo que hay acciones más interesantes para unos jugadores que para otros. No obstante, hay beneficios que nos permiten conseguir ciertos aspectos como subir en el medidor de Cerdá u obtener recursos, por lo que esas opciones son menos usadas, en general. Esto genera que algunas combinaciones de cruces sean más cotizados que otros, quedando otras en el olvido, sin generar ningún tipo de rivalidad.
Mi veredicto
Barcelona es un eurogame de peso medio, con un llamativo y colorido diseño, inspirado en el estilo modernista de las edificaciones de esta majestuosa ciudad costera del norte de España. Como constructores al servicio de Cerdá, debemos colocar con estrategia nuestros ciudadanos, para aprovechar las acciones que nos activan, gestionando con astucia sus beneficios y los recursos que vamos acumulando. En una carrera por construir y habitar esta nueva zona urbana, en la que el final lo vamos marcando entre los jugadores y nuestros progresos en el mapa. Con gran interacción, pero que se vive de forma diferente según el número de jugadores. Un juego con bastante profundidad en la gestión y ejecución de acciones, pero accesible mecánicamente y amigable en puntuación, por lo que sale a mesa con facilidad. Por estas razones, Barcelona se merece mi emblema de juego de mesa distinguido.