El rey Ricardo I de Inglaterra, conocido como Ricardo Corazón de León, decidió partir hacia la tercera cruzada allá por 1190, cuando apenas llevaba un año en el trono. Se fue con el temor de que alguien usurpara sus territorios en su ausencia, pero su marcha trajo consigo otros males a los que no pudo ponerle freno desde la distancia.
Corre el año 1193 y el condado de Nottingham ya no es lo que era en antaño. Ahora el hermano del rey, el príncipe Juan, está estrangulando a la clase humilde con impuestos desorbitados, sumiéndola en la más absoluta miseria. Los pobres son cada vez más pobres y los ricos… qué os voy a contar… lo cual ha despertado el interés de Robin Hood y sus compañeros Little John, lady Marian y Will Scarlet, quienes están dispuestos a dar su vida por luchar contra las injusticias que no han hecho más que empezar.
Las aventuras de Robin Hood es un juego de mesa de la editorial Devir Iberia en el que viviremos de primera mano las andanzas de este bondadoso ladrón de ricos y de sus amigos, explorando el bosque de Sherwood y la ciudad de Nottingham para resolver los múltiples desafíos que el libro de aventuras nos va a deparar.
Número de jugadores: | 2 – 4 |
Duración: | 9 x 60 minutos |
Edad mínima: | 10 años |
Género: | narrativo |
Complejidad: | 1,81 / 5 |
Editorial: | Devir Iberia |
Diseño: | Michael Menzel |
Ilustración: | Michael Menzel |
Precio recomendado: | 44,96€ |
Índice
Preparación de partida
Para jugar el primer o cualquier capítulo de Las aventuras de Robin Hood, tomamos del estuche las 8 piezas con las que vamos a componer el tablero de juego. Cogedlas con sumo cuidado, ya que estas contienen losetas que si las volteamos pueden caerse antes de tiempo, comiéndonos nuestro correspondiente spoiler.
A continuación sacamos todos los componentes del juego de la caja y los dejamos alrededor del tablero, teniéndolo así al alcance en todo momento para cuando sea necesario utilizarlos.
Ahora, cada jugador escoge un personaje y recibe las 5 figuras de su color, las cuales coloca frente a él fuera del tablero. Para el primer capítulo es obligatorio que uno juegue con Robin Hood y otro con Little John, pero a partir de ahí el libro nos indicará en cada capítulo los personajes que tenemos disponibles.
Por último, un jugador abre el libro por la página 8 y comenzamos el primer capítulo, La fuga.
¿Cómo se juega a Las aventuras de Robin Hood?
El juego Las aventuras de Robin Hood está formado por un total de 9 capítulos, los cuales jugaremos por orden siguiendo las pautas que nos va marcando el libro. El libro es nuestro guía, pues nos contará la historia, nos dirá dónde y cómo colocar los componentes al inicio de cada capítulo y nos explicará cómo resolver las distintas acciones que vayamos realizando. ¡Así que ante la duda seguid siempre el libro!
A partir de ahí, y sin entrar en ningún tipo de spoiler, os voy a contar en líneas generales como se juega. Un capítulo transcurre a lo largo de un número indeterminado de turnos hasta que se dé uno de los posibles finales. En cada turno, sacamos un disco de la bolsa al azar. Este, dependiendo de su color, permitirá a un jugador o al enemigo hacer determinadas acciones. Acciones que varían en función de la situación y que vienen detalladas como siempre en el propio libro.
Movimiento
En la mayoría de los casos, cuando es el turno de un jugador, este tiene que mover su personaje por el tablero. Lo hará con total libertad, investigando por el mapa con el objetivo de completar con éxito la misión, antes de que se agoten los relojes de arena. Pero para hacerlo, deberá de cumplir una serie de reglas de movimiento. La figura de pie indica donde está nuestro personaje ahora; y para moverlo, colocamos una figura de movimiento tocando esta, marcando así hacia qué dirección nos estamos desplazando. ¿Qué queremos continuar moviéndonos? Ponemos otra figura de movimiento tocando a la anterior, llegando incluso a colocar las 3 que tenemos disponibles (cuidado con pasar por encima de elementos que no podéis traspasar en la vida real). ¿Qué queremos terminar nuestro movimiento? Ponemos nuestra segunda figura de pie completando la cadena y retiramos todas las figuras utilizadas, dejando solo en el tablero la segunda figura de pie.
Ahora bien, si no hemos hecho uso de la figura de movimiento largo, introducimos un cubo blanco en la bolsa. Sí amigos, en la bolsa meteros discos, cubos y fichas que iremos sacando según proceda en cada momento.
Otras acciones principales
Además de sacar discos de los jugadores, también cogeremos del enemigo, quien estrechará el cerco sobre nosotros poco a poco, de una forma u otra, para que cada vez nos sea más difícil terminar el capítulo con victoria, algo que controlaremos mediante el meeple del bardo. Esta figura avanzará por el llamado track de la esperanza, marcador de doble dirección sobre el que nos moveremos según lo que hagamos, y los relojes de arena que marcan la derrota. ¿Y qué pasa si perdemos? Tranquilos, pues podemos repetir la partida , repetiremos la partida siguiendo una vía alternativa.
En algunos compases, de forma voluntaria o accidental, nos veremos obligados a sacar cubos de la bolsa, donde habrá cubos blancos (buenos) y violetas (malos). Tendremos que sacar hasta un máximo de 3, en cuanto saquemos el primero blanco no cogemos ninguno más, pues habremos superado la prueba, de lo contrario, habremos fracasado en nuestro intento.
Por otro lado, si nuestro personaje toca una loseta con un interrogante, podremos interactuar con ella leyendo la página correspondiente del libro y haciendo lo que nos indique.
Y esto sería lo más básico del juego que puedo contaros, el resto lo iréis descubriendo a medida que vayáis avanzando en la historia.
Reseña del juego de mesa Las aventuras de Robin Hood
Cuenta la leyenda que un arquero encapuchado se camufla en el frondoso bosque de Sherwood, lugar desde el cual prepara sus ataques contra la corona. Defensor de los pobres y oprimidos, luchará contra la tiranía del príncipe Juan y sus secuaces, quienes se apropian de los pocos bienes de los que dispone el pueblo en favor de los nobles. ¿Os lo podéis creer?
Y bajo esta introducción nos sumergimos en las páginas de este Las aventuras de Robin Hood, un juego de mesa narrativo de Michael Menzel, quien vuelve a tomar las riendas de un juego de mesa como diseñador casi una década después de su laureado Las leyendas de Andor.
La historia que nos ocupa en el día de hoy está compuesta de 9 episodios de una horita cada uno, en las que resolveremos cada misión en equipo bajo la presión de los enemigos y «el tiempo«. Para ello, contamos con la inestimable ayuda del libro, nuestro fiel compañero de juego que nos dará las pautas precisas para que podamos disfrutar de la experiencia de juego completa. Sus más de 200 páginas pueden echarnos para atrás nada más verlo. ¿Habíamos venido a leer o jugar? Se nos venían encima los viejos fantasmas de otros títulos que pasaron sin pena ni gloria por la ludoteca, por el exceso de letras y la falta de juego.
Sin embargo, el que podía llegar a ser su talón de Aquiles se ha convertido en uno de los puntos fuertes de Las Aventuras de Robin Hood. Da gusto toparse con un libro de estas características, en el que la trama, mecánicas y resolución del juego conviven en perfecta armonía. Un equilibrio de las partes que ofrece la cantidad precisa de cada una de ellas, de modo que somos capaces de meternos en la historia con un hilo argumental en su cantidad justa, a la par que lo combinamos con lo que tenemos que hacer durante la partida.
Un juego que tira las puertas del público familiar, con un despliegue en mesa vistoso, una narrativa interesante y mecánicamente sencillo que explicaremos jugando. Y es que el juego carece de manual, pues como hemos dicho, iremos conociendo lo necesario conforme superemos los capítulos, exceptuando una pequeña hoja que nos comenta el sistema de movimiento y otra para resolver alguna duda puntual. Buena muestra de ello es la primera partida, tutorial donde el libro nos acompaña de la mano para que vayamos aprendiendo el funcionamiento del juego y cómo tenemos que desenvolvernos, para que no nos llevemos un susto nada más empezar. A partir de ahí nos deja libres a nuestra bola. Con todo un mapa repleto de losetas reversibles que cambiarán el área de juego de forma progresiva desde el primer minuto hasta el desenlace final.
En cuanto a escalabilidad, el juego permite varias posibilidades. En nuestro caso lo hemos jugado completo a 2 jugadores, pero nos hemos animado a echar 3 capítulos llevando cada uno a 2 personajes, así que os podemos decir que se puede jugar perfectamente al rango indicado. ¿Y jugarlo con diferentes grupos de juego? Por poder se puede, pero mejor hacerlo con el mismo para que no se queden con la miel en los labios y así lo lleguen a disfrutar al 100%.
Las aventuras de Robin Hood nos ha sorprendido gratamente por la libertad de movimiento y decisión que tenemos constantemente por el tablero, el cual evoluciona a cada paso que damos dependiendo de las decisiones que tomemos. Nos ha gustado la facilidad de juego con acciones muy sencillas, pero exigentes en precisión y con su miga, buscando ganar esperanza para tener más margen de tiempo para dar con la tecla correcta. También resaltar su ligera y bien ambientada narrativa, donde la emoción por descubrir los nuevos sucesos que nos presenta cada capítulo y la tensión que nos depara la bolsita a lo Clank!, nos ha hecho pasar unas muy buenas sesiones de juego que ojalá contaran con más páginas.
Pros
- Libro de aventuras: no sé si Michael Menzel se ha encargado de la elaboración del libro en su totalidad, pero me parece una auténtica barbaridad lo bien estructurado y pensado que está, dejando todo atado y muy bien secuenciado para que no nos perdamos el hilo y podamos centrarnos en lo que verdaderamente importa.
- Inmersión: lo bien integrada que está la historia, la orientación a lograr nuestra misión y la bonita puesta en mesa del juego, con tablero llamativo que está en continuo cambio, hacen que estemos dentro de la partida y se nos pase el tiempo volando. Y si ya ponemos música temática de fondo, redondeamos la velada de juego.
- Sencillez: ¿podría haber tenido un punto más de profundidad? Seguro que sí, aunque de ser así hubiera ido en perjuicio de la jugabilidad. Las aventuras de Robin Hood se dirige a un público familiar y también para aquellos que, aunque estén acostumbrados a juegos de mayor complejidad, estén dispuestos a dejar de lado durante varias sesiones la dureza para divertirse con un juego colaborativo y narrativo donde prima la experiencia de juego sobre las mecánicas y que deja tan buen sabor de boca.
Contras
- Efecto líder: el orden de juego por turnos y que compartamos la misma información, invita a que todos opinemos y demos consejos a los demás. Eso mola siempre y cuando sepamos donde está el límite, para que cada uno pueda tomar sus propias decisiones y no intentemos forzar a que se haga lo que nosotros queremos.
- Rejugabilidad: la gracia del juego radica en los secretos, sorpresas e incertidumbre al no saber averiguar cómo superar cada una de las misiones, algo que tras los 9 capítulos se pierde, recordando con suma facilidad y no supondrá ningún reto. Incluye un modo para volver a jugarlo, pero como no se rompe nada, la mejor opción es regalarlo para que otro grupo de amigos pueda jugarlo.
- Cuidado losetas: cuesta trabajo sacarlas por primera vez del mapa, así que ojo al meter la uña para que salgan bien.
Mi veredicto
Y vamos poniendo el broche a Las aventuras de Robin Hood, un juego de mesa narrativo de corte familiar que logra meternos de lleno en las andanzas de este intrépido arquero. Una campaña muy bien hilada, con un sistema de juego sencillo y que tiene una alta carga temática, en la cual las decisiones que tomemos se reflejarán en el tablero en cada partida. Nosotros no hemos tenido la oportunidad de jugar a Las leyendas de Andor, juego de estilo parecido y del mismo autor, aunque tras Robin Hood nos han entrado muchas ganas de probarlo. Por si quedaba alguna duda, este juego se lleva mi emblema de un señor juegazo.